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Pablo Carreño: «Me estreno a los 31 porque no soy tan tan bueno como Alcaraz o Nadal»
entrevista
El tenista asturiano se desahoga con ABC tras ganar en Canadá el primer Masters 1.000 de su carrera: «Ha sido una experiencia única»
El mejor día en la vida de Carreño
Pablo Carreño, posa en el vestuario nada más ganar el Masters 1.000 de Canadá
Acaba de vivir el mejor día deportivo de su vida. Pablo Carreño Busta, 31 años, natural de Gijón, charla con ABC después de conquistar el Masters 1.000 de Canadá, su mejor título, el cierre perfecto a una semana perfecta.
¿Cómo está el campeón ... del Masters 1.000 de Canadá?
Imagínate, muy contento, ha sido una semana increíble. Cuando llegué a Montreal no me lo esperaba, pero me he sentido muy cómodo desde el primer partido. Han sido seis partidos muy complicados, pero he tenido sensaciones muy buenas en la pista desde el inicio. Y esto ha sido terminar con un broche de oro y encima remontando en la final.
De tantas veces que lo habrá soñado, ¿cómo es vivir una primera final y un primer título así?
Ha sido muy importante tener a mi equipo, a mi padre, que me han dado confianza toda la semana. Han creído más en mí que yo mismo y eso ayuda. Tenía una oportunidad única porque venía jugando bien y han salido las cosas como quería. He aprovechado las oportunidades en los encuentros y esta final sin duda ha sido una experiencia única.
¿Ha llegado a disfrutar algo?
Bueno... era una final y con mucha presión, con mucha gente mirando y con todas las cámaras fijas en ti. Creo que sí que he disfrutado, al final me he sentido más cómodo. Al principio me ha costado un poquito. Con Hurkacz tienes que estar siempre alerta porque se mueve muy rápido y tiene un saque increíble. Ha habido un momento que he conseguido controlar sus saques y estar tranquilo con los míos.
No estaba Samuel López (su entrenador principal), pero está su padre, ¿cómo ha sido ese abrazo?
Estaba conmigo mi otro entrenador, José Antonio Sánchez de Luna, que se turna con Samuel, porque también tiene familia. Y mi padre ha venido a esta gira porque es agosto y tiene vacaciones. Y ha aprovechado a venir toda la gira. Tampoco se esperaba que en este primer torneo pudiera levantar el trofeo. Así que ha sido más especial todavía y muy contento de que estuviera aquí. Mi madre no ha podido venir, pero también muy contenta.
Siempre comedido, ni un grito fuera de lugar. ¿Esta noche se va a desmelenar?
Esta noche volamos a Cincinnati. Y, por desgracia, llegamos el lunes y el martes ya tengo que competir. Así que posponemos la celebración porque este torneo se merece que lo celebremos bien.
Se le escuchaba a su palco gritarle que fuera valiente. ¿Antes no lo era?
Lo que tratan de darme es confianza en los momentos en los que puedo dudar. Y transmitirme energía positiva. Ha habido muy buen ambiente toda la semana. Y sobre todo me ofrecen esa confianza, que me crea el nivel que tengo y que lo puedo hacer. Es imprescindible para jugar esta final. Mi entrenador quiere que muerda, que sea agresivo, que es la única forma de hacer daño.
Ante récords de precocidad, usted se revuelve en la treintena. Es por cabeza, porque cada uno tiene su tiempo...
Porque no soy tan tan bueno como es Carlos Alcaraz o Rafa Nadal. Estoy en otro nivel. A mi nivel estoy haciéndolo muy bien, sacando lo máximo que puedo, trabajo día a día para darme estas oportunidades. Y en ese camino seguiremos. Estoy con los treinta, con madurez física y mental, que es también muy importante.
Un año complicado, pero de repente se alinean los astros y primera final de las grandes. ¿Qué cree que ha pasado?
El trabajo se estaba haciendo. En cuanto a resultados no salían las cosas, pero era el mejor año en cuanto a lesiones, salvo Wimbledon. Yo me doy una oportunidad cada semana, y ha salido aquí, en uno de los torneos más importantes.
En esos malos momentos, ¿cuesta creer que se está en el camino correcto?
El tenis es muy duro. Cada semana hay un torneo y solo gana uno, y el resto que empieza a jugar desde el lunes pierde. Es complicado salir de una semana sin perder. He ganado siete títulos, así que han sido siete semanas, en doce o trece temporadas, en las que no he perdido. Te acostumbras, hay que asumirlo y se juega con eso. No todos somos Nadal, Federer o Djokovic.
Lleva muchos años entre los 20, 30 mejores tenistas de todo el planeta. ¿Eso no es un triunfo?
Desde luego. Creo que mi carrera está siendo muy buena: este Masters 1.000, el bronce olímpico, la Copa Davis. Sobre todo disfruto del camino. Los títulos importan, desde luego, pero hay muchos partidos que no se llevan títulos y que para mí son muy importantes.
Gana a Berrettini, a Sinner, a Hurkacz en la misma semana. Viene bien para la confianza mirando hacia el US Open, donde ha sido dos veces semifinalista, ¿no?
Sí, por supuesto. Ganar te da más confianza. Y además hace que los rivales te vean más peligroso. A Cincinnati llego justo de forma porque esta ha sido una semana muy dura, pero de cara al US Open desde luego que ayuda. Aunque si no sigo por este camino de nada me va a servir.