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Tenis / Wimbledon

Cómo domar la hierba, entre la magia y el trabajo

Sinner ejecuta su plan maestro después de confirmar sus cualidades, aprender de los errores y de un Alcaraz al que le toma la medida y las variantes de toque y red

Sinner emerge imperial para destronar a Alcaraz en la Catedral

Sinner y Alcaraz, durante la final de Wimbledon EP
Laura Marta

Laura Marta

Enviada especial a Londres

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Es la superficie más complicada de todas, admite el circuito. Se cambia la mecánica, la técnica, la posición, el movimiento. «Es más difícil que el resto porque te hundes, está muy blanda, es complicado moverse porque estás como más pesado. Tienes que jugar mucho más ... agachado, prácticamente flexionado, porque la bola bota menos. Son ajustes muy difíciles comparados con otras superficies», resume Pato Clavet. Un reto absoluto que también ofrece el juego más artístico, más elástico, más preciso. «Es el tenis más bonito que podemos ver. El movimiento es muy difícil, pero cuando lo consigues es como si volaras», admitía Carlos Alcaraz sobre este verde tan vivo y cambiante, y que logró domar con acierto desde su primera incursión en 2019, con 16 años. Ahora también lo consigue Jannik Sinner, excelso en su planteamiento en Wimbledon porque ha consolidado sus excepcionales cualidades de seriedad, consistencia y potencia, y añadió en la final unos recursos básicos para dominarla por completo: entre el trabajo exhaustivo y el talento, un poco de magia y variedad.

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