Sonríe Novak Djokovic porque ya está en semifinales, la número 44 de un Grand Slam de su carrera. Otra hazaña para el serbio que muestra sus mejores momentos conforme se acerca la final del domingo. El brillo de la décima corona en Australia, y del ... Grand Slam 22, más cerca que nunca. Sobre todo por el cómo ha ido subiendo las revoluciones en su tenis y en su hambre. Ante Andrei Rublev, Djokovic se vistió de una máquina perfecta. Apabulló al ruso por 6-1, 6-2 y 6-4 en dos horas y tres minutos.
Son ya 26 partidos sin derrota en Australia, un número con el que iguala Andre Agassi y que, no obstante, tiene intención de dejar atrás. Ante Rublev fue una lección de contundencia especialmente letal con los restos, con los que dejaba sin respiración al ruso, incapaz de moverse a tiempo sobre la pelota para golpear bien.
A partir del primer break, que Rublev concedió con una doble falta en un día con mucho viento en Melbourne, el serbio ya no encontró oposición. Tampoco le asaltaron los problemas que arrastraba desde principios de mes en en la pierna izquierda, y fue un ciclón que deshizo a Rublev, que acabó desquiciado, incluso cuando este conseguía algún que otro punto de break. Djokovic se mostró intratable en esos momentos.
Al serbio lo separan dos partidos de la décima corona en Australia. El viernes, tratará de pararlo Tommy Paul.
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