Cinco nombres y un destino: las opciones para ser número 1

Eliminados los puntos ganados en el US Open de 2021, el ranking virtual deja a Nadal como el más adelantado para sentarse en el trono. No defiende ningún punto ya que la lesión en el pie cerró su pasado curso en agosto. Sus opciones de ser líder de la ATP son muchas, aunque la que más satisfacción le haría sería la de ganar el trofeo por quinta vez (2010, 2013, 2017 y 2019), aunque en la final esté Medvedev. También le valdría con ser finalista sin el ruso enfrente, pero también si es semifinalista y los otros cuatro contendientes no llegan a cuartos. Su privilegiado puesto también le permite otros resultados sin tener que llegar al último fin de semana. Será número 1 si ninguno de los demás contendientes no llegan a la final; si pierde en cuartos, Medvedev ni Tsitsipas llegan a la final y Alcaraz y Ruud no ganan el título.

La primera prueba: el miércoles (1.00 de la mañana), contra Rinky Hijikata. A partir de ahí, Schwartzman en octavos, Norrie o Rublev en cuartos, Alcaraz en semifinales.

«Le encantaría ser número 1 otra vez, pero es difícil saber si le dará el cuerpo», admite a ABC Mats Wilander, extenista y experto de Eurosport, plataforma que realiza la retransmisión íntegra y en exclusiva a través de sus canales. El balear ha demostrado suficientes veces que puede retorcer la lógica a su favor para crear la suya. «Cuando está sano es el mejor tenista del mundo o quizá el número 2. Y no entiendo cómo mejora día a día sin saber si podrá entrenar o jugar cuando se despierte. Tiene que ser muy duro. Cuando puede jugar, cambia el chip y da el cien por cien en cada aspecto del juego: emocional, táctica, técnica y físicamente. Creo que nunca ha habido un jugador como él. Hace cosas que nadie había hecho antes: despertarse, no saber si será capaz de jugar o incluso caminar. Yo lo admiro por eso más de lo mucho que lo admiro por ganar 14 Roland Garros. Esa voluntad que tiene y hacer lo que está haciendo con todas sus lesiones es increíble», prosigue Wilander intentando entender el fenómeno Nadal, 36 años, 35 victorias y cuatro derrotas en este 2022.

También Carlos Alcaraz tiene en el US Open una doble o triple oportunidad de reivindicarse. Regresa el murciano al primer torneo en el que se hizo un hueco en el planeta tenis gracias a su juego, su desparpajo, su carisma y sus ganas de pasárselo bien. Como 55 del mundo, y con 18 años, cruzó el corazón de Flushing Meadows y dejó una huella imborrable con esa batalla de fuegos artificiales que fue la tercera ronda contra Stefanos Tsitsipas. En cuartos pagó el esfuerzo, obligado a retirarse ante Felix Auger-Aliassime. Pero ahí empezó el fenómeno Carlitos, enorme en este 2022, con cuatro títulos, 19 años y cuatro del mundo. Debuta mañana con Sebastián Baez (18.00). Antes de esas soñadas semifinales con Nadal, obstáculos del calibre de Coric, Evans, Musetti, Hurkacz y Sinner en el camino.

Para ser número 1 el lunes 12 de septiembre deberá borrar todos los fantasmas en forma de presión que lo han atenazado en esta segunda parte del curso. «Será número 1 algún día. Pero no sé si será consistente. Tiene todos los golpes, la sensibilidad, la velocidad, se lo pasa bien. Pero a veces hace unas elecciones que me preocupan: demasiadas dejadas, demasiados riesgos en momentos que Nadal o Djokovic a su edad nunca tomaron. Ellos usaban más la consistencia de lo que usaban sus golpes», analiza Wilander.

Y prosigue en su análisis: «Tiene increíbles resultados, da unos espectáculos geniales, pero habrá que ver si tácticamente hará buenas elecciones para ganar Grand Slams. Creo que puede, pero a veces es un jugador un poco alocado. Tiene tantas opciones, gran derecha, dejadas, saque y volea, buen revés, que es más difícil para él elegir. También es emocionante verlo evolucionar. Si fuera su entrenador le diría: 'sigue así porque un día te darás cuenta de qué es lo que necesitas hacer'. Con Nadal no te preguntabas esto porque sabías que iba a disparar el mejor golpe en el mejor momento».

Será el número 1 más joven de la historia si es finalista, enfrente no están ni Medvedev ni Tsitsipas ni Ruud y Nadal no alcanza los cuartos de final. O si gana el título, pero en la final no está Nadal, que es imposible porque, de cruzarse, sería en semifinales.

Es Daniil Medvedev quien tienen que defender corona y trono, y se le dan bien esta pista y este ambiente: «Quiero hacer algo grande aquí. Me siento como en casa», admite el ruso, con Kyrgios, Carreño y Auger-Alissime como primeras amenazas. Si gana el título, da igual lo que hagan los demás, pero también podría mantenerse en la atalaya que ocupa desde febrero si pierde en la final contra cualquiera que no sean Alcaraz, Tsitsipas y Rudd y Nadal no llega a semifinales.

Stefanos Tsitsipas, algo irregular pero finalista en Cincinnati, puede reverdecer aquí tras dos años sin títulos en dura. Sus opciones pasan por ganar el título si su rival en la final no es Nadal, o si pierde la final, pero no es contra Medvedev, Ruud o Alcaraz y Nadal no alcanza las semifinales. Menos en las quinielas aparece Casper Ruud, al que solo le vale triunfar el domingo 11 de septiembre, si el rival no es Nadal; o si pierde la final ante cualquier otro jugador que no sea Medvedev, Alcaraz o Tsitsipas y Nadal no alcanza los cuartos de final. Pero todos entran en el bombo por el número 1.