Las campeonas Sara Sorribes y Cristina Bucsa y quince minutos que lo cambiaron todo

Se han compenetrado de maravilla a pesar de ser su primer torneo como pareja y de haberse apuntado apenas quince minutos de que se cerrara el plazo: «Estaba apuntada con Marie Bouzcova, pero sabía que no estaba bien, que se estaba haciendo pruebas. Me llamó y me dijo que no podía jugar. Yo había hablado con el padre de Cristina y me había comentado días antes de que estaban buscando a alguien. Así que fui al gimnasio y por casualidad me lo encontré y le pregunté si seguían buscando a alguien. Me dijo 'sí, sí, sí'. Y fuimos a la oficina quince minutos antes, a que se borrara Marie y a que se apuntada Cristina». «Lo de apuntarnos en 15 minutos igual era el destino para cosas más grande. estas cosas mágicas pasan», sonreía Bucsa.

Sobre las claves de este éxito, Sorribes indicó que cada una hacía su mejor trabajo en su lado de la pista y que eso ha encajado de maravilla. Quieren celebrar el título y no piensan más allá, aunque esta pareja tenga una pinta estupenda para los Juegos Olímpicos. «Ojalá podamos estar, pero queda mucho y a mí no me va bien pensar en lejos. El deporte cambia muy deprisa. Yo no voy a Roma y Cristina sí. Calma, que esto es muy difícil». «Es posible hacerlo porque yo siempre confío en que se pueden conseguir grandes cosas. Tenemos la confianza y si estamos sanas podemos hacer un gran equipo», exponía no obstante Bucsa.

Sorribes siempre va paso a paso, por eso no pensó en qué momento podían ganar el título: «No me da para pensar si podíamos hacerlo. Era un 6-0 y 4-2 en la final y pensaba que podían darle la vuelta. Pero sí que cuando entraba a la pista, veía que podíamos ganar. No el torneo, pero sí ese partido». «Yo creo que fue después de perder contra Kasatkina en individual, tres sets y tres horas. En la volea veía colores y no estaba bien, pero Sara hizo un grandísimo trabajo. Sabía que íbamos a hacer un gran torneo pasase lo que pasase», confiaba Bucsa.

A las dos les ayuda jugar en dobles: «Me ayuda un montón a mejorar muchas cosas, a sacar mejor, a restar mejor, que si no es muy difícil. No tiene por qué hacerte mejor, pero sí creo que me ayuda a ser mejor jugadora». «Te vienen las bolas más rápido, tienes que tener más precisión, ganas confianza si ganas partidos y torneos», añadía Bucsa.