Del 'Big Three' al 'Big One': Djokovic deja atrás a Nadal y Federer

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Javier Ansorena

El ruso solo plantó cara al serbio en el segundo set (6-3, 7-6, 6-3)

Antes de que comenzara el año, el 'Big Three' ya se había quedado en 'Big Two'. Federer, que cuando llegó a los 20 grandes en 2018 se pensaba que nadie nunca lo superaría, anunció su retirada en septiembre del año pasado. Nadal, que en la temporada anterior había conseguido de manera asombrosa elevar su cuenta hasta 22 –Australia y Roland Garros– cayó en un infierno de lesiones que le han dejado este año en blanco. El año que viene, el mallorquín buscará regresar a los grandes escenarios del tenis. Pero, cerca de cumplir 38 años y con un cuerpo desgastado, será milagroso –algo que en él nunca se puede descartar– que recupere su mejor nivel.

Djokovic y Nadal han conseguido aprovechar que la llamada 'Next Gen', la generación de jóvenes –ya no tanto– promesas como Zverev, Tsitsipas o Rublev no se ha hecho realidad. La única excepción es el propio Medvedev, que sí ha logrado conquistar un 'grande' –en Nueva York, contra Djokovic, 2021– y ha llegado a otras finales.

El freno podría ser la última hornada de jovencísimos tenistas. Han aparecido con mucha fuerza el italiano Sinner o el danés Rune. Pero, entre ellos, solo Alcaraz ha sido un rival de verdad.

El murciano, que ganó aquí su primer grande el año pasado, ha iniciado un duelo generacional con Djokovic que podría haber supuesto un punto de inflexión esta temporada. Pero el serbio, a sus 36 años, se resiste a ceder el testigo.

Alcaraz pudo con él en una final épica en Wimbledon, en julio, en donde algunos vieron el relevo. Djokovic se rebeló. En Cincinnati, el Masters 1000 previo al USA Open, le devolvió la moneda en una final incluso mejor que la de Londres. Y Alcaraz no pudo tomarse la revancha en Flushing Meadows: Medvedev, en semifinales, convertido en un frontón, desbarató su juego agresivo y evitó la final soñada.

Alcaraz se ausentó de Australia por lesión –allí gano Djokovic– y cayó con el serbio en semis de Roland Garros –con calambres debidos a la tensión del momento– y eso también mermó a una temporada que, con todo, ha sido brillante para un chico de 20 años: de cuatro grandes, un título, dos semifinales y una ausencia.

El problema es que, como ha sufrido en su propia piel, ganar a Nole en una pista, en especial a cinco sets, es una trabajo hercúleo. Entregado con devoción a su preparación, su capacidad física apenas ha mermado, y su conocimiento del tenis no para de crecer. El serbio analiza al rival como una partida de ajedrez, se adapta a sus debilidades, modifica la estrategia y tira de psicología –escapadas al vestuario, rabietas, caídas y lesiones teatralizadas– cuando el partido se pone feo.

El dominio de Djokovic es asombroso para su edad. Medvedev trató de desgastarle con peloteos interminables, pero el serbio era un muro. El que acabó derribado, de forma literal, fue el ruso. Corrió a una dejada de Djokovic, se tropezó, acabó tirado en el cemento. Quedo el serbio en pie, en la red, enorme sobre él, ambos sonriendo. Era la parodia tenística, como percibió con acierto Jason Gay en 'The Wall Street Journal', de la foto icónica de Ali y Sonny Liston.

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«¿Qué estás haciendo todavía por aquí? ¡Venga ya!», bromeó Medvedev en la entrega de premios. Es imposible saber cuánto más podrá aguantar el serbio a este nivel. De momento, no presenta grietas. Ha dicho que mientras los jóvenes no se le suban a las barbas, él seguirá por aquí. Ivanisevic, su entrenador, aseguró tras la victoria que entre sus planes está competir en los Juegos de Los Ángeles 2028. Tendrá entonces 41 años. Queda Nole para rato.