Aryna Sabalenka, campeona del Abierto de Australia

Se enfrentaban en la final de Melbourne dos pegadoras de pro, potencia en la mano de Rybakina, con más saques directos que nadie en este Abierto de Australia, con la velocidad en la mano de Sabalenka, que acumulaba más golpes ganadores que ninguna otra jugadora. De ahí la contundencia con la que se comenzó el encuentro, apenas peloteos, solo aces o buenos saques que dejaban la respuesta de la rival a medias. Pero en cuanto entendieron la forma de sacar de la oponente, la final se convirtió en un puro espectáculo de velocidad y pocas concesiones.

Jugaba a favor de la kazaja su experiencia en estos escenarios, campeona de Wimbledon 2022. Y también que en el camino había tenido que sortear grandes obstáculos como Iga Swiatek (ganadora de Roland Garros 2020 y 2022 y US Open 2022), Jelena Ostapenko (Roland Garros 2017) y Victoria Azarenka (Abierto de Australia 2012 y 2013): 8 horas 59 minutos en pista. Sabalenka, por el contrario, nunca había llegado tan lejos en un Grand Slam, quedándose en las semifinales de Wimbledon en 2021 y en el US Open de 2021 y 2022. En su camino, Rogers, Mertens, Bencic, Vekic y Linette, triunfos todos en dos sets y con mucha contundencia: 8 horas y 39 minutos.

La propuesta de la bielorrusa era fácil, continuar con esa dominación de las rondas anteriores, sin embargo, se encontró con una Rybakina que supo leerle muy bien la estrategia y supo responder con diferentes opciones, más ángulos que potencia, sutileza en dejadas, bolas altas, más presión a la línea de fondo, a los letales derechazos de la rival. Y fue metiéndose en el partido y en la pista la kazaja, más centrada en los puntos importantes, en esos 30-30 y ventajas que inclinaron el primer set a su favor, en 34 minutos, con 7 golpes ganadores, a pesar de los 12 de la rival.

Incluso con el marcador a favor sufría Sabalenka. Logró por tenis un break en el cuarto juego del segundo set, pero aumentó la cuenta de dobles faltas en cuanto Rybakina alcanzó el deuce. Temblores que se sacó con dos saques directos y un grito a la grada para despejarse la tensión. Fue un golpe de efecto, arrinconada Rybakina, que empezó a ver que sus sutilezas no eran tan efectivas ante esta Sabalenka enorme y muy centrada del segundo set. Ni siquiera salieron en su ayuda los saques directos con los que había marcado récords en este torneo. Ante los segundos servicios, menos peligrosos, Sabalenka se volcó sobre el resto para acribillar a la kazaja y cerrar el segundo set al servicio con otro gran juego de saque (6-3 en 57 minutos).

Era Sabalenka la dueña del partido por sensaciones, por ese subidón de haber encauzado la potencia a favor. El sufrimiento cayó del lado de Rybakina, que sin embargo, solventaba sus juegos aferrada a los tiros dirigidos y a ese primer saque que volvió a recuperar. La bielorrusa percutía, la kazaja se defendía. Pero fue la primera quien mantuvo ese puntito extra de chispa y efectividad con sus latigazos, impecable el partido de esta Sabalenka sólida (17 aces por 9 de Rybakina; 51 ganadores, por 31 de su rival) en ese sentido porque la contienda superó las dos horas de juego con todo igualadísimo (3-3).

A pesar de tener varias oportunidades de romper el servicio de su rival, Sabalenka se mantuvo con la cabeza muy fría, aunque era todo un repertorio de gestos ante el hermetismo de la kazaja. No le afectó que Rybakina levantara dos opciones de rotura más o que le endosara un winner de resto con drive paralelo. Siguió a lo suyo, concentradísima en sus golpes y sus saques. Muy cómoda y sin notar siquiera la presión de lograr por fin el break y ponerse con 4-3 y saque. La potencia y el control siguieron de su lado, impecables sus paralelos bien de derecha, bien de revés, y aprovechándose de la fragilidad de Rybakina con su propia derecha.

No tenía Sabalenka la experiencia de la kazaja en este tipo de encuentros, en esta luchar por los grandes títulos, pero maniató los nervios con clase y velocidad. Incluso cuando Rybakina parecía que había aprendido a leer sus servicios. Afianzó el break con dos últimos saques letales, pero aún la esperaba otro examen, aferrada Rybakina al encuentro y obligar a su rival a ganarse el título con saque, donde los nervios juegan más que el corazón, la mano y la cabeza. Ahí se hizo enorme Sabalenka, que atrapó la Copa a la cuarta bola de partido, después de desaprovechar la primera por una doble falta, la segunda por un error con la derecha, y hasta una bola de break en contra porque Rybakina no quiso irse sin luchar hasta el final. Sabalenka, campeona del Abierto de Australia, subirá hasta el número 2 del ranking y permanece invicta en este 2023, once partidos de nivel estratosférico.