Tenis
Anabel Medina: «Si no te adaptas al tenis más agresivo, estás muerto»
Mutua Madrid Open
Tenista, directora, capitana, entrenadora... Charla con ABC sobre pasado, presente y futuro del deporte que conoce como pocos
Un Alcaraz superior apabulla a Fils y jugará la final del Conde de Godó

Dejó la raqueta en 2018 con 39 títulos, y eligió Madrid como uno de los escenarios para el adiós. Anabel Medina (Torrente, 42 años) siempre tendrá un recuerdo mágico de estas pistas, protagonista de ovaciones y partidazos. Pendiente de todo lo que ocurre por ... el mundo del tenis, ha dejado un gran legado como capitana de la Copa Billie Jean King. Inmersa en su nuevo rol en de la Junta Directiva de la Federación de Tenis, saca un ratito para hablar con ABC sobre pasado, presente y futuro.
—Llega ya el Mutua Madrid Open, ¿qué recuerdos tiene de este torneo?
—De los recuerdos más bonitos de mi carrera, personal y profesional. Hice grandes partidos allí, he ganado a jugadoras muy buenas. Sobre todo recuerdo ese partido con Serena Williams, a la que llevé a los tres sets, con un 7-5 en el tercero... Bufff. Jugar en casa es un lujazo y se puede hacer en contadas ocasiones de jugar en tu país.
—¿Cómo va de materia prima el circuito femenino español?
—Es cierto que Paula Badosa se ha lesionado recientemente, en Miami, pero espero que no sea el problema que la mantuvo tanto tiempo fuera y que vuelva pronto a competir. Se vio que pudo recuperar el nivel y está de vuelta al top ten. Y tenemos a Sara Sorribes, Cristina Bucsa, Nuria Párrizas, Aliona Bolsova consolidándose y muy buenas jóvenes, como Jéssica Bouzas, Leyre Romero y Charo Esquiva, que queremos que sean el relevo.
—Hablando de Sara Sorribes, ¿cómo le llegó la noticia de su parón?
—Es una jugadora que despuntó desde pequeña y lleva compitiendo muchos años; y siempre se ha dedicado al cien por cien, física y mentalmente. El tenis es muy exigente y los años se enlazan sin tener casi descanso ni vacaciones. Apenas un par de semanas al año. Y el vaso se va llenando hasta que rebosa. Sé que tuvo el año pasado algún momento que le costaba entrenar, pero nunca sabes cómo está alguien por dentro y si estaba tan al límite. Me sorprende porque es una jugadora que siempre lo ha dado todo, que ama este deporte, y que piensas que no va a pasar por esta situación. pero esto habla de cómo de exigente y difícil el deporte de alto nivel; de que tenemos que seguir hablando y cuidando la salud mental. Al final, todos somos humanos. Ojalá que sea un parón u no un adiós; que pueda descansar, cargar pilas y pueda volver al cien por cien. Porque Sara es un ejemplo para el tenis, por toda su implicación, su fuerza, su trabajo, su garra y su saber estar.
—Estuvo siete años al frente del equipo nacional femenino. ¿Cómo califica su paso por ese banquillo tan especial?
—Ha sido una experiencia muy bonita. He pasado toda mi carrera con un equipo a mi alrededor, dedicándose a mí, y esto es justo lo contrario: yo como capitana y con un equipo de jugadoras que dependía de mí. Aprendes muchísimo de la gestión del otro lado, de equilibrar y organizar a cinco jugadoras de un deporte individual, a entender sus necesidades específicas y ofrecerles lo que requerían para que pudieran potenciar sus características en un plan común.
—¿Con qué dificultades se enfrentó?
—Hay un hándicap muy importante: el formato de la competición. Ahora es una superficie que no cambia, que es siempre pista rápida y en 'indoor', y para el equipo español no es la más adecuada. Por otro lado está el hecho de lidiar con el calendario individual de cada una; de tener en cuenta su disponibilidad o no, y cómo está la jugadora en cada momento del año. Yo tuve momentos en los que Paula y Garbiñe lo tenían más difícil en cuanto a calendario. Y si coincidían eliminatorias en abril se estaba jugando en otras superficies, pero todas siempre muy dispuestas.
—¿Le queda un buen sabor?
—Siempre intenté que España volviera a ganar la Copa Billie Jean King, pero el términos generales el trabajo fue bueno. Cogí al equipo en segunda, y a partir del segundo año ascendimos. Y eso que nos tuvimos que clasificar dos veces porque cambiaron el formato en la pandemia y hubo que ratificar el ascenso. Y en los siguientes seis cursos nos clasificamos siempre para las finales. Se hizo un buen trabajo. Se dejó con una buena dinámica de equipo, y sin sufrir para mantenernos en la categoría. La espinita es que me hubiera gustado haber jugado alguna final.
—La ha relevado en el cargo Carla Suárez, ¿le ha pedido consejos?
—He estado hablando bastante con ella. Comentando los sorteos, dónde ha tocado jugar, las rivales... Carla tiene mucha experiencia, ha jugado la competición muchos años y eso es el punto nuestro a favor cuando asumimos la capitanía. Además, hay un poco más de ventaja porque tanto ella como yo coincidimos con las que van a jugar ahora mientras competíamos, así que no es una relación desde cero, sino de jugadora a jugadora.
—¿Cómo ve el circuito femenino?
—La dinámica es parecida a la de los últimos años: con Sabalenka y Swiatek liderando y con Rybakina, Coco Gauff, Pegula, Keys, Badosa, Emma Navarro poniéndolo cada vez más difícil. Swiatek está pasando un bache un poco difícil, ella lo ha manifestado, necesita encontrar esa paz interior.
—También está surgiendo talento muy joven, como la filipina Alexandra Eala.
—En la Academia estamos muy contentos con ella. En júnior lo hizo muy bien, ganó Grand Slams en individual y dobles. Estaba entre las 140 primeras del mundo y en Miami ha explotado a su máximo nivel. Lo que ha hecho es muy difícil: ganar a tres 'top ten' y muy cerquita de la final. Demuestra el buen trabajo de la Academia Rafa Nadal, donde llegó muy pequeña.
—¿Se entiende el tenis a esas edades?
—Depende mucho de la evolución de cada jugadora. Yo empecé a jugar profesional con 15 años, y jugué muy poquito júnior. Ella ha tenido una evolución más rápida. Cada jugadora lleva su ritmo. También Mirra Andreeva ha mejorado muchísimo sobre todo físicamente en el último año. El tenis femenino cada vez es más agresivo, pero Conchita ha conseguido encontrar una jugadora inteligente y mentalmente fuerte. Eala ha sido más poquito a poco.
—¿Se nota el cambio de paradigma incluso en los entrenamientos?
—Si no te adaptas a este tenis más agresivo estás muerto. El tenis español que ha sido más sólido y a veces un poco conservador en pistas de tierra: mucho peloteo, muchos fallos y dependiendo del rival. Ahora ya se ve que desde Garbiñe, Paula, Jéssica, Nuria y Cristina juegan de forma más directa. Son todas muy fuertes, y ese juego conservador y de solidez te limita a vivir de la que tienes delante, que te hace correr más, te golpea más fuerte.
—¿Cómo está su torneo de Valencia?
—Está bien, consolidado, tiene fuerza. Es un torneo que se escucha. A nivel de público y patrocinadores estamos muy contentos. Hemos tenido una situación muy difícil con la dana y queremos intentar, aunque sé que es muy difícil porque hay mucha gente sufriendo, aportar un poquito de alegría, de buenos partidos y desconectar.
—Es el primer año sin Nadal, ¿cree que ha podido decrecer el interés?
—Diría que no, que no ha bajado. Y mira que el aficionado español es muy de ídolos, cuesta mirar en perspectiva. Pero siempre nos salvamos. Con la retirada de Garbiñe entró Paula; con la de Moyà, Ferrero. Siempre hemos encontrado un sucesor. Y el de Rafa es uno muy bueno, con números parecidos. Veremos dónde llega Alcaraz, pero está a la altura de poder hacerlo muy bien. Somos nostálgicos, vivimos una generación espectacular, pero aquí están ya los jóvenes.
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