Alcaraz pone el acelerador de camino a cuartos de Roland Garros

Una comparsa firma el empiece de la jornada, la introducción de la 20th Century Fox para ver la película que plantea Alcaraz en la sobremesa del domingo en París. porque todo depende de Alcaraz. Lo decía tras el partido ante Shapovalov: «He bajado un poco la intensidad y se ha puesto 4-1 arriba, pero he sabido sobreponerme». Lo mismo ante Musetti, talento y diversión en su juego, un revés estupendo, pero una marioneta en manos del español. Dos aces, tres errores y un buen revés del italiano logran poner el «uy» en la grada, empieza Alcaraz con un break en contra. Se enfada, recibe un par de avisos de Ferrero y empieza a sacar puños. No era la entrada que quería, y la reconduce al son de su derecha y, claro, las dejadas, que el italiano ni intuye ni persigue. Es un 0-2 en 15 minutos porque Alcaraz quiere, que se convierte en un 5-2 en 30 porque Alcaraz quiere. Y puede.

Reaparece Musetti, desaparecido ese cuarto de hora desbordado, para animar al personal. Hay puntos de disfrute, como vaticinaba el español, llamativos ambos estilos, pero son destellos que Alcaraz se encarga de apagar con esa derecha que convierte en un cañón en milésimas de segundo. Porque son 42 golpes ganadores, por 17 del rival, porque son 23 errores no forzados, como el rival, y porque tampoco hay mayor estrategia en el de Carrara que apelar a sus chispazos. Todo sigue pasando por el español. Primer set en 44 minutos.

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Suelto y comodísimo a pesar de que el viento no ha dejado de aparecer en ninguna jornada, se divierte con Musetti en el segundo parcial. Golpes por debajo de las piernas, dejadas y contradejadas, seis saques directos, 26 puntos ganados de 33 en la redel espectáculo Alcaraz. Tanto que sucede lo que le pasa en algunos momentos de esta semana, que lo tiene todo tan controlado que se descontrola. Un poco, un juego, un despiste, con el que ilusiona al italiano porque recupera el break, pero es solo un espejismo. Hay golpe fuerte a la zapatilla, negación con la cabeza, vistazo a su palco y regresa la hoja de ruta: concentración, derecha, dejada y control. Contrabreak y enfilado para asegurar el segundo set, en 43 minutos.

Y más rápido fue incluso el tercero. Sin dudas, sin despistes. Serio porque juega contra Musetti, pero mira de reojo a Djokovic, que también ha mandado un mensaje de contundencia. En 36 minutos, apaga el revés del italiano y se venga de su victoria en la final de Hamburgo de 2022. Este no es el Alcaraz de aquel momento. Es el número 1.

Y no quiere desgastarse más de la cuenta. Por eso mantiene en este Roland Garros una rutina atípica, sin entrenarse en pista en los días de libranza y solo un peloteo horas el mismo día del encuentro. «Hay que guardar energías», explicaba, consciente de que llegarán cumbres más altas. Siguiente rival: Stefanos Tsitsipas, que ganó a Sebastian Ofner por 7-5, 6-3 y 6-0.