Alcaraz se hace eterno en Nueva York

Alcaraz resucitó. Levantó el punto de partido, el juego y el set. Rondaban las dos de la mañana en Nueva York y una hora después se llevaba el partido (6-3, 6-7, 6-7, 7-5 y 6-3).

Se discute mucho estos días en Nueva York sobre el fin de una era en el tenis. Por primera vez desde 2003, se llegaba a los cuartos de final de un ‘Grand Slam’ sin la presencia de Rafael Nadal, Novak Djokovic, Roger Federer o Serena Williams. Este miércoles, Sinner y Alcaraz aseguraron no solo que hay un futuro espléndido. Sino también un presente espectacular.

El italiano, de 21 años, y el español, de 19, amenazan con formar una de las rivalidades históricas del tenis. Sinner llegaba al partido como el tenista más joven en llegar a cuartos de final de los cuatro ‘grandes’. Y Alcaraz, con la posibilidad de convertirse en el número uno más joven de la historia.

En la pista, el espectáculo fue extraordinario. Fueron cinco sets del mejor tenis posible. Uno de los mejores duelos de la historia en la central de Nueva York y, sin duda, el partido del año.

Dentro de él, se vio también el mejor punto del torneo: era casi la medianoche en Nueva York y Alcaraz alumbró la chicuelina en el tenis. Un golpe por detrás de la espalda, torero, que quedará para la historia del US Open. El murciano se envolvió el cuerpo con la raqueta y devolvió un derechazo de Sinner, que tenía el punto ganado a media pista. No es una maniobra desconocida en el tenis, pero Alcaraz la ejecutó con la finura del capote de Morante.

No se pararon los relojes, que siguieron marcando la hora hasta el final: cinco horas y cuarto de partido, que se prolongó hasta casi las tres de la mañana. Nunca se había jugado tan tarde en el US Open. Nunca se habrán arrepentido tanto de dejar su butaca los que se fueron.

El tenis fue de alto voltaje desde el principio. Sinner compareció algo menos centrado que Alcaraz, que salió a comerse el partido desde el primer momento.

“¿Cómo nos lo vamos a jugar? Con huevos, ¿no?”, se le escuchó decir a su entrenador, Juan Carlos Ferrero, desde la esquina. No había que decírselo dos veces a Alcaraz, que le sobra coraje.

El español buscó ser agresivo en el resto, adelantándose, comiéndose la pelota del ítaliano para dominar los puntos. Es algo que no le salió en el anterior partido, con el gigante Marin Cilic, pero sí en este. Rompió el servicio de Sinner hacia el ecuador del set y lo cerró con un par de golpes magistrales, un globo de revés inmejorable, para las academias, y un resto violento definitivo.

El viento del partido iba a favor de Alcaraz, a pesar de que Sinner mostraba un nivel enorme. Alcaraz no solo le puso arrestos, como le pedía Ferrero. También un juego extraordinario El italiano no fue menos: subió una marcha a partir del segundo set y el duelo se convirtió en un intercambio de golpes legendario: boteprontos imposibles, dejadas cruzadas, globos ajustados y, sobre todo, peloteos violentos, de intensidad creciente, insostenibles.

Sinner buscó adelantarse también al saque de Alcaraz, con el que no consiguió apenas hacer daño al italiano durante casi todo el partido. Con todo muy igualado se llegó al ‘tie break’ y la moneda cayó del lado italiano.

El problema para Alcaraz es que no aprovechaba sus oportunidades. Se le fueron más de media docena de pelotas de ‘break’. Un agujero que se profundizó en el tercer set. La sombra de ‘quien perdona, la paga’ aparecía sobre Alcaraz. Sinner se volvió a llevar el ‘tie break’. Y lo hizo en blanco. El murciano aparecía tocado y tenía que ganar dos sets a un italiano sin grietas en su tenis.

Para entonces, todo parecía perdido. Alcaraz perdió su saque a las primeras de cambio. Sinner no bajaba el nivel, todo lo contrario. Mejoraba su saque y no le hacían daño los del español. Avanzó hasta ponerse 3-1. Después, con 5-4, después de puntos fantásticos, consiguió aquel punto de partido.

A partir de ese momento, la épica de Alcaraz. De forma milagrosa, se recuperó y se embolsó el cuarto set.

El quinto y definitivo fue estremecedor. Llevaban más de cuatro horas y media en las piernas y los peloteos eran eléctricos. Alcaraz ya no golpeaba con la raqueta, sino con el corazón. Se rompieron los saques. El público creyó que ganaría Sinner y lo contrario. Alcaraz levantaba los brazos, chocaba las manos con el público en el lateral. Un punto de máxima tensión le dio la posibilidad de romper el saque a Sinner. Salió el campeón en el momento más necesario. Lo ganó. Y, justo después, apareció el servicio. Cerró como los grandes, con saque directo. Alcaraz tiró su cuerpo batido a la pista de Nueva York. Se abrazó con Sinner con emoción. Se hincó de rodillas. Ya era eterno.

Alcaraz llega así por primera vez a semifinales de un ‘grande’. Se enfrentará al estadounidense Frances Tiafoe, el verdugo de Nadal. Si le vence y llega a la final, este domingo podría convertirse en el número uno del mundo más joven de la historia.