US Open

Alcaraz cierra la era 'Big Three': se deshace de Djokovic sin esfuerzo y ya está en la final del US Open

El español acaba por fundir al serbio, que peleó cuanto pudo en los dos primeros sets (6-4, 7-6 (4) y 6-2)

Djokovic y Alcaraz se abrazan en la red tras el partido EFE

Javier Ansorena

Corresponsal en Nueva York

¿Serían conscientes los romanos, los mayas, los otomanos de asistir al final de un imperio? Este viernes, en Nueva York, más de 23.000 personas pagaron una fortuna para ver los últimos estertores de un imperio tenístico y la confirmación de la llegada del ... sucesor. La semifinal entre Novak Djokovic y Carlos Alcaraz estaba diseñada para sellar el cambio de guardia en el tenis mundial. Del 'Big Three' de Djokovic, Rafael Nadal y Roger Federer, al 'Big Two' de Alcaraz y Jannik Sinner. El español y el italiano están a punto de cerrar dos temporadas en las que acaparan todos los 'grand slams'. Djokovic, el mejor de la historia, trata de aferrarse a sus últimas oportunidades para levantar su 25º 'grande'. El duelo demostró que el sueño del serbio, a sus 38 años, es casi quimera. Alcaraz despachó al serbio en tres sets, en un partido histórico, pero con un tenis que no pasará a la historia (6-4, 7-6, 6-2).

El relevo generacional, la evidencia creciente de que Djokovic no está al nivel de los dos capos actuales, no fue por lo bien que jugó Alcaraz. Al contrario: el murciano ganó con un tenis discreto, lejos de su mejor versión.

Y eso que el partido apuntó en sus primeros compases a un vapuleo de Alcaraz, que arrancó el partido al resto y lo hizo con agresividad. Era algo que ha practicado en los últimos días, sabedor que el saque anguloso del serbio le podía hacer daño. Le rompió el servicio en el juego inaugural y colocó con rapidez el marcador en 3-1 a su favor.

Mandaba entonces la sensación de lo que muchos pronosticaban: el de Alcaraz es otro ritmo, otra velocidad, otro tenis. En algún derechazo del español imposible de defender, Djokovic sonreía incrédulo, quizá nostálgico del tenis que tuvo.

El partido apuntaba a vapuleo, pero pronto se embarró. No fue solo porque a Djokovic le costara aguantar los peloteos. También porque Alcaraz se perdió en errores no forzados abundantes, uno detrás del otro, alejado de la consistencia que ha mostrado en las dos últimas semanas en Nueva York. En la previa, su entrenador, Juan Carlos Ferrero, celebraba que su pupilo estaba concediendo cinco, seis o siete errores no forzados. Ante Djokovic, cerró el partido con 30.

Esa ruptura y la fortaleza de su saque -lo mejor en el partido y en el torneo- fueron suficientes para que Alcaraz se llevara el primer set. El segundo fue similar: ambos permitieron que el otro les rompiera el saque y se alargó hasta el 'tie break'. El partido se trufó de un puñado de puntos espectaculares, también de Djokovic, respondidos estos con la ovación agridulce que se da a los menos favoritos. Fueron destellos del tenis excelso, insuperable que tuvo, el brillo de una estrella del pasado, apagado por la llegada de la dupla Alcaraz-Sinner, que han deslumbrado al tenis mundial.

Djokovic y Alcaraz empataron en esa manga ante todo a errores, en un partido por debajo de su significado y de los mil dólares por entrada que costaba en la víspera la butaca más barata, cerca del cielo de Nueva York.

¿Respetó Alcaraz al serbio? ¿contemporizó? ¿le afectó el recuerdo de la final de los Juegos de París, aquella derrota dolorosa? ¿se le encogió el brazo por la falta de ritmo? ¿pensaba en si su nivel sería suficiente para una todavía hipotética final ante Sinner?

Imposible saberlo. Pero esa igualdad aparente era un espejismo. Djokovic se rindió en el 'tie break' y sobre todo, en el tercer set, con un apagón impropio de su historial en el tenis, entre dobles faltas y fallos groseros. Y con una clara desventaja física frente al murciano, que ganó sin apretar el acelerador. «Simplemente, son demasiado buenos», reconocería después el mejor de siempre en rueda de prensa, en referencia a Alcaraz y a Sinner. Con sinceridad, dejó claro que no puede competir con el físico de estos rivales, sobre todo en partidos a cinco sets.

Fue un final de melancolía, con Djokovic convertido en la sombra de lo que fue. No la contuvo la ovación de despedida que le brindó la central de Nueva York, a la que se sumó Alcaraz de pie. Tampoco ayudó la falta de respeto del entrevistador del US Open tras el partido, que preguntó a Alcaraz sobre golf y no sobre la figura inmensa de Djokovic y la importancia de este duelo.

«No he mostrado mi mejor nivel del torneo», reconoció Alcaraz en ese momento, consciente de que necesita elevar su juego si quiere competir en la final de este domingo. Pese a todo, su torneo es imponente: no ha cedido un solo set, solo le han quebrado el saque dos veces, lo ha navegado con solvencia y tiene el físico intacto. Solo falta la prueba final.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Anual
Un año por 15€
110€ 15€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
5 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 5 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios