Un Alcaraz intratable anula a Auger-Aliassime

Obligaba Auger-Aliassime a un comienzo de partido enérgico y concentrado. No se podía permitir Alcaraz la niebla que lo envolvió en el primer set de su debut en el torneo, con esa cuenta de errores que permitieron a Arnaldi poner el susto en el cuerpo del murciano. Al contrario, salió desde el vestuario con una marcha más, revolucionado pero con cautela, con un plan muy pensado y que ejecutó a la perfección. Buscó y encontró fácil las debilidades del canadiense, 23 años y que atraviesa una de esas rachas que lo han bajado en el ranking después de haber transitado por el top ten con firmes intenciones, y mano, de ser parte de la élite que desbancara al Big 3.

A pesar de ese puesto 31 (ganó Basilea en 2023), Alcaraz no se fio más que de su propio juego y de su plan: atacar los segundo saques y el revés del rival. Activó su primer servicio, 77 % (perdió solo cinco puntos en el primer set) y metió pólvora en la derecha. Ahí se mostró intratable y contundente. Ahí cambió el partido y se inclinó a su favor. En el quinto juego, Alcaraz mantiene a raya al canadiense con bolas altas y largas, imposibilitándole que pueda volcarse sobre la pelota para hacer uso de ese drive tan fino como letal, y saca su propia derecha, esa que arma en una milésima de segundo y que atraviesa el aire sin que al rival le dé tiempo a saber hacia dónde lo han empujado. Con dos buenos restos que volvieron a quitarle aire a Auger-Aliassime, Alcaraz se impulsaba en el marcador con un break que defendió con holgura hasta el final. Ni siquiera le tembló el pulso cuando el canadiense se acercó con una opción de rotura con 5-2 y saque. Dos buenos servicios y puño en alto porque ya se ha adaptado el murciano a jugar también estos puntos importantes.

«Tranquilo», le pedían desde su palco. Todo lo trabado que había sido el encuentro anterior era ágil y rápido en este, con un rival de mayor entidad. Por eso le pedían mesura. Porque no quería Juan Carlos Ferrero que se confiara, o que se pasara de revoluciones. Es Alcaraz, a veces, su peor enemigo. No lo fue esta vez, impasible ante lo que intentaba Auger-Aliassime porque había respuesta para todo y con todas las garantías de quien tiene la confianza por las nubes.

Un break en el primer juego del segundo set y un par de puntos de los que levantar al público consolidaron la victoria. Porque mientras Alcaraz leía fácil el partido, veloz en los desplazamientos, alegre en los golpeos, se le trababa cada vez más al canadiense, incapaz de enlazar dos puntos consecutivos, pocos primeros servicios (cinco dobles faltas), doce errores con el revés, y alternativas que no acababan de hacer daño a este Alcaraz tan ágil en los movimientos que hasta llegó a pasarse de frenada en alguna ocasión.

Un pequeño desorden, fruto de esa energía con la que encaró el encuentro, que no supuso en esta ocasión mayores dificultades. Apretó los dientes, como también le indicaron desde su palco, para no despistarse, y solo un remate malo se permitió en los dos últimos juegos. Siguió empujando a Aliassime, cada vez más apagado, con saque y derechas (15 ganadores, 11 con el drive), y lo enredó con cortados y dejadas en la red. Todo bajo control. En octavos, Fabian Marozsan, 58 del mundo.