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No solo Nalbandian se enfada durante un partido de tenis
Raquetas rotas, gritos al árbitro, descalificaciones al rival... repasamos grandes enfados de la historia del tenis
La tensión acumulada, la presión por ganar un partido, o la desolación de perder tu servicio, son motivos suficientes para que los tenistas pierdan los papeles en la pista. Que se lo digan a David Nalbandian, el caso polémico más reciente desde que el domingo fuera descalificado en la final de Queen's tras herir a un árbitro ... . El argentino propinó una patada a una de las peanas de la silla de un juez de línea, que salió de la pista sangrando por una de sus espinillas.
En un deporte donde la red media en favor del «fair play» entre los jugadores, los enfados se quedan en el lado de la pista del malhumorado:
El ruso Mikhail Youzhny fue capaz de hacerse una brecha a base de raquetazos cuando disputada el Masters Series de Miami en 2008. Youzhny y Nico Almagro competían en la tercera ronda del torneo y el ruso, 5-4 abajo en el set decisivo, se golpeó la frente con la raqueta tras fallar un ataque . Cuatro juegos después el ruso ganaba el partido. Almagro protestó porque la actitud de su rival, que también tiró la raqueta al suelo en alguna ocasión, le había desconcentrado.
Otro que paga los enfados con sus raquetas —en plural— es Marcos Baghdatis. El chipriota tuvo 25 segundos de descontrol en los que rompió cuatro raquetas . Baghdatis competía contra Stanislas Wawrinka en el Abierto de Australia de 2012 cuando en el tercer set, tras ceder su saque, perdió los papeles desde el banquillo. Terminó ganando el encuentro Wawrinka en cuatro sets.
Los enfados polémicos también son cosa de números 1. Novak Djokovic dejó en 2010 una de las imágenes más agresivas de su carrera como tenista. Al otro lado de la red no podía haber otro jugador que Rafa Nadal, su eterno enemigo. El escenario era el Abierto de Estados Unidos y Nadal dominaba la final. Djokovic rompió su raqueta en un ataque de furia pero de nada le valió. El serbio tuvo que esperar al año siguiente para resarcirse y alzar él el trofeo.
Parece que el Abierto de Estados Unidos es un escenario agitado para los tenistas. En 2009 Serena Williams vociferó a una de las juezas de línea «te voy a matar» cuando Kim Clijsters tenía dos bolas de partido para ganar una de las seminifales del torneo.
Andy Roddick, en el Abierto de Australia de 2008, increpó al juez de silla por no amonestar al público, que según el tenista no dejó de gritar durante todo el partido. «¿Quiere que le mande un fax o un e-mail para que se entere de lo que pasa?», gritó Roddick. El enfado aumentaba y finalmente el tenista se marchó de la pista animando a los niños a ir a la escuela: «Si no acabaréis siendo árbitro».
Y cuando la boca se calienta en pleno partido hay que mirar dónde se juega. Fernando Verdasco, disputando el trofeo de Niza contra un local, Richard Gasquet, empezó a vertir insultos tanto para el tenista como para el público galo . «Su p... madre, su p... madre, hostia. P.... francés de mierda», gritó Verdasco. «Es el peor público del mundo, los p... franceses de los c....», setenció.
Pero nadie como John McEnroe para enfadarse dentro de una pista. El legendario tenista protagonizó muchas escenas de rabia a lo largo de su carrera.
A pesar de ello, el estadounidense no perdió el buen humor entre raquetas rotas y gritos al árbitro, al aire y a todo el que se le ponía por delante. En 2008 el veterano tenista dejó su puesto de comentarista en el Abierto de Estados Unidos para saltar al campo después de que Djokovic le brindara una imitación en la que rompía la raqueta contra el suelo y le demostró —con la sonrisa en la boca y un público entregado en aplausos— que aún podía ser el mejor con la raqueta en la mano.
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