OPEN DE AUSTRALIA
Nadal quiere ser único
Hace más de 40 años que nadie enlaza los cuatro seguidos y el español pretende emular la gesta de Rod Laver precisamente en el caluroso Melbourne
ENRIQUE YUNTA
Australia vive estos días pendiente del hombre del tiempo, angustiado todo el país al comprobar como Brisbane, tercera ciudad del gigante territorio oceánico, se ha convertido sin quererlo en una versión triste y embarrada de la bella Venecia. De pleno en el asfixiante verano austral, ... de repente cayó el diluvio y el paisaje que ofrecen las televisiones es desolador, una desgracia de magnitudes siderales que obliga a trabajar desde ya en la reconversión del lugar. Melbourne , al sudeste del país y que ya combate con el mercurio, se ha librado de la catástrofe , pero la lluvia ha condicionado la semana de preparación del Open de Australia, que empieza este lunes con la posibilidad de que Rafa Nadal logre enlazar, casi nada al aparato, los cuatro grandes manera consecutiva. Nadal contra todos , todos contra Nadal.
Mejor de salud
No le falta de nada al Rod Laver Arena, un enorme recinto que se convierte en el foco de atención durante dos semanas y que recibe con una sonrisa generosa a los periodistas foráneos, condescendientes cuando ven las ojeras en las caras de los europeos que se han tragado casi 30 horas en alcanzar el destino final. Tarde por lo lejos que está en el mapa (15.500 kilómetros desde Madrid a este punto), pero a Australia se llega. Ya aclimatado está Rafa Nadal después de su semana pachucho en Doha que le obligó a cambiar de planes y esperar una mejoría para subirse al avión. Aparentemente, pocas secuelas del proceso gripal que le dejó bajo mínimos para afrontar las semifinales en el desierto de Qatar , conquistado a la postre por Roger Federer . Una vez más, y después de participar junto a otras estrellas de la raqueta en una exhibición con fines benéficos para ayudar a los afectados por el temporal, el suizo es el enemigo , tan íntimo después de tantos encontronazos que han decidido llevar su rivalidad a la más profunda admiración.
El balear ha superado el catarro que mermó su rendimiento en Doha
Entre la terna de candidatos, nadie se atreve a dar otros nombres. Nadal y Federer, encontrados sus caminos hasta la extenuación en el final de 2010 y en el inicio de este curso, parecen más preparados que el resto, empeñado el español en lograr un Grand Slam a su manera —ganaría cuatro del tirón, pero no en un año natural— y obsesionado el suizo con recuperar el trono como mejor tenista del mundo y superar a Pete Sampras en semanas al frente del escalafón. Los otros, encabezados por Novak Djokovic, Andy Murray y Robin Soderling, esperan resignados su momento de gloria.
Lo que busca Nadal ha sido un imposible desde 1969 , cuando precisamente Rod Laver , ídolo por estos lares, enlazó éxitos en Australia, París, Londres y Nueva York (también en 1962). «Tiene tres grandes en el bolsillo y juega muy bien. Llega con una buena oportunidad. Pero lo que es seguro es que, si gana, no será un Grand Slam. Para ello debe comenzar en enero con el Abierto de Australia y acabar en septiembre en el US Open», sentencia Laver con toda la razón del mundo, el único, junto a Don Budge en 1938, en poder presumir al respecto. Llegados a este punto, la hazaña se reinventa y pasaría a llamarse «Rafa Slam».
Buenas sensaciones
Está en boca de todos el asunto, repetida la pregunta hasta la saciedad, pero el menos preocupado por el tema pretende ser el propio Nadal, bronceado después de bochornosas sesiones a pecho descubierto como la de ayer con Juan Mónaco. «No siento que tenga ninguna presión, tener el cuarto grande consecutivo o no es algo que ni pasa por mi cabeza. Seguramente estaré más contento en el caso de ganar por conseguir el Open de Australia en sí que por enlazar los cuatro torneos », argumentó ante la prensa, ávida en busca del titular ambicioso. Es más, en la línea de la alabanza permanente, el balear afirma que Roger Federer, campeón en 2010, tiene más opciones que él y el helvético le dice que todo lo contrario.
«No siento presión, enlazar el cuarto grande consecutivo no es algo que pase por mi cabeza»
Sin tiempo real para el descanso, con unas vacaciones que no pasaron de los cinco días y repletos todos de compromisos publicitarios, Nadal ingresa en 2011 después de un año memorable que oficialmente se detuvo en el tiempo con la final del Masters de Londres. «Terminé jugando muy bien y mantuve ese nivel, me entrené muy y muy bien y arranqué a un gran nivel este año en Abu Dhabi. Luego ya no me sentí tan bien, tuve una semana complicada », confiesa. Se refiere, evidentemente, a los días malos de Doha , en donde estuvo a regañadientes con un catarro que le dejó vacío, obligado a recuperarse cuanto antes ya que el calendario no da tregua alguna. «He perdido esa buena línea en la que estaba. El viernes me entrené bien, hoy —por ayer— estaba algo más cansado... No sé, sudo más de lo habitual, pero e spero llegar perfecto para el primer partido »
Será, el próximo martes, contra el brasileño Marcos Daniel, buena piedra de toque para empezar en una pista ya conquistada en el año 2009. Esta vez, el premio abre la puerta de los elegidos. Nadal quiere el «Rafa Slam».
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