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US Open

Nadal sobrevive a Thiem en un partido legendario

Batalla épica en Nueva York entre el número uno del mundo y un poderoso Thiem, que arrancó con un set en blanco para el austriaco (0-6, 6-4, 7-5, 6-7, 7-6).

Vídeo: Así combate Rafa Nadal el calor del US Open

Javier Ansorena

Antes del partido de cuartos de final del US Open contra Dominic Thiem, Rafael Nadal explicó que para imponerse al austriaco debía mejorar su peloteo cruzado contra el revés del rival para que su golpeo de derecha fuera más decisivo . También debía ser más regular con el saque. Y encontrarse bien de físico. Sea cual fuere el plan de juego del número uno del mundo, Thiem apareció en la pista central de Nueva York y lo desbarató, como el niño que le pega una patada a un rompecabezas. Vapuleó a Nadal y le endosó un ‘rosco’ en el primer set . El número uno del mundo solo había encajado tres 6-0 en un ‘grande’ en su carrera: contra Andy Roddick en 2004, en este mismo escenario; frente a Roger Federer en la final de Wimbledon de 2006; y ante Thomas Berdych en Australia hace dos temporadas. Fue el arranque de un partido épico , eterno, jugado a tumba abierta, en el que Nadal y Thiem se sacudieron de lo lindo durante los restantes cuatro sets. La moneda cayó del lado del español (0-6, 6-4, 7-5, 6-7, 7-6).

Thiem fue un vendaval incontenible en la primera manga, quizá despreocupado y sin nada que perder: especialista de tierra batida, era su primer partido de cuartos en un ‘grande’ fuera de Roland Garros. Desarboló a Nadal, y es difícil pensar que ningún otro tenista del circuito lo hubiera contenido. Repartió ‘ palazos ’ sin descanso, con bolas siempre profundas, acariciando la línea. Su derecha era un cañón y, con un revés delicioso a una mano, aguijoneaba con ángulos a Nadal. En las pocas ocasiones que Nadal podía atacar, se defendía con bolas altas muy liftadas, que echaban al español al fondo. Cayeron los juegos, los ‘breaks’ y el set con el público todavía buscando asiento y las manos ocupadas con vasos de rosado y nachos con queso.

Si la pista Arthur Ashe fuera Las Ventas, Nadal se hubiera llevado una voltereta nada más coger la muleta. Pero recompuso la figura, estiró la chaquetilla, colocó el corbatín y volvió a por su rival. Arrancó la segunda parte mejor plantado, con un saque más consistente y, sobre todo, encontrando la agresividad que necesitaba para parar los pies a Thiem. El austriaco colaboró con algunos errores, Nadal arrebató un ‘break’ hacia el final de set y conservó su saque para ganar la manga y tomar aire.

No era todavía el mejor Nadal, irregular con su ‘timing’ en el golpeo, clave para imponer su juego desde el fondo. Pero suficiente para igualar el encuentro.

En la tercera manga , Thiem seguía a lo suyo, con disparos fenomenales, gran despliego físico y un saque que levantaba su juego cuando los palos se iban fuera. Colocó dieciocho ‘aces’ en el partido, frente a los tres de Nadal. Las únicas muestras de bisoñez las dio en momentos clave. Sobre todo, en una volea de revés muy fácil sobre la red, que la mandó fuera y entregó un punto de set a Nadal. El de Manacor lo aprovechó y, a pesar de que la raqueta de Thiem daba más miedo que la suya, logró adelantarse.

Quizá jugar de miedo y verse abajo en el marcador provocó dudas en Thiem. Nada más arrancar el cuarto set, Nadal tuvo dos bolas de ‘break’. Las desperdició. En el siguiente juego, una dejada sin sentido del español proporcionó otras dos bolas de ‘break’ al austriaco. Las aprovechó. Nadal volvió a tener dos bolas de ‘break’ en el siguiente juego. Ahora no fueron sus errores, sino el portentoso saque de Thiem el que le hizo perder sus opciones. Encadenó cuatro grandes saques y se colocó 2-4. La manga acabó por definirse en el ‘tie break’ y ahí fue muy superior Thiem, que igualó el encuentro.

Ya era la madrugada en Nueva York, en un partido que acabó siendo el más largo del torneo , con las gradas despobladas y la emoción a flor de piel. Nadal pudo haber evitado la épica: tuvo 0-40 para romper el saque de Thiem con 5-5; dispuso de una volea fácil para tener un punto de partido a su favor. No lo aprovechó y la determinación de un Thiem excelso les llevó, de nuevo, a la muerta súbita. Casi se habían jugado cinco horas de partido cuando Nadal tuvo su primer punto de partido, contra el saque de Thiem. Tras un resto muy forzado, el austriaco envío la pelota a la derecha del número uno del mundo, fuerte y angulada, inalcanzable. El de Manacor -casi cinco horas de partido, 32 años, diecisiete ‘grandes’ en las piernas- corrió hacia ella como si le fuera la vida en ello, como en cada pelota. Conectó un globo de revés imposible. Era un volea fácil, pero Thiem claudicó por fin con un remate que se perdió casi en la grada. El abrazo entre los dos colosos, emocionado, cerró un partido histórico para el US Open y un nuevo capítulo en la gloria de Nadal.

El próximo podría abrirse este viernes, en las semifinales contra otro gran rival: Juan Martín del Potro.

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