«El Mago» Santoro cuelga su varita

Corto de estatura y con un físico más cercano a un oficinista de banco que a un tenista (mide 1,77 y pesa 75 kilos, con un culito bajo y piernecitas cortitas) fue apodado El Mago desde el principio. Es porque posee una curiosa particularidad: al iniciar un punto es diestro, pero a lo largo del mismo puede convertirse en zurdo. Cuando empieza el punto va de derecha, y tanto su drive como su revés son a dos manos, pero luego, cuando tiene que realizar un golpe supuestamente de drive, se prepara como si fuera un diestro a dos manos (con la mano derecha en la parte baja del grip, y la izquierda en la alta), realizando el golpe de esa manera.

El jugador más querido

Así, Santoro convirtió un drive a dos manos en un revés zurdo a una mano, porque solo la mano izquierda está en el grip, aunque increíblemente, en la posición de un revés diestro a una mano. Esto es algo imposible de realizar por un jugador convencional. Esta es una de las razones por la que se le llama El Mago, aunque no sólo por eso. Es uno de los pocos tenistas que desprecia el palo y tente tieso, prefiere las dejadas, las jugadas habilidosas, el arte por el arte. Nunca fue un prodigio de tenista, apenas ganó seis títulos individuales en su vida, pero es un especialista en dobles.

Pero por encima de todo eso, es un jugador queridísimo. Tanto Nadal como Federer o Murray le han venido dedicando estos días encendidos elogios a su personalidad, carisma y juego en la pista. Ayer, en un partido que no pudo acabar el martes por falta de luz, Santoro colgó su varita aquí al perder con Christophe Rochus (otro bajito culigordo), 6-3, 6-1, 3-6, 6-4.