Inmisericorde paliza de Nadal a Lleyton Hewitt
Claro, es fácil hablar desde la grada, ahí tapadito, a la sombra y bien acomodado, pero uno recordaba más guerrero a Lleyton Hewitt. Salió acogotado y se fue apalizado (6-1, 6-3, 6-1). Bien es cierto que Nadal fue un huracán, su ... mejor versión, no sólo en Roland Garros sino, probablemente, en lo que va de año.
Rápido, duro, profundo en sus golpes y muy variado, no dejó respirar a Lleyton, que no vio nada, ni el saque rival, ni los reveses, ni las «bananas» paralelas. Un pelele en manos del español, que zanjó el amago de pelea en menos de dos horas. No hubo ni historia ni partido. Rafa parece haber alcanzado su velocidad de crucero y, si sigue jugando así, los demás van a sobrar.
Mucho más peleada fue la pugna entre Verdasco y Almagro, un choque planteado a base de palos tremendos, con la bola volando a velocidad supersónica. La diferencia estuvo en esa pizca de madurez que ha alcanzado Fer y que aún le falta a Almagro. En ese pequeño, pero gran matiz en el fondo, estuvo el partido.
Ferrer fue la cruz
La gran decepción fue Ferrer, que ya puede romper todas las raquetas que quiera pero que perdió, y perdió bien, ante un Soderling superior. El español nunca pudo con la potencia del sueco, no le varió ni le movió ante el buen servicio de su rival y fue siempre a remolque de su mejor juego.
La que tuvo que suspender por falta de luz cuando iba empate a un set fue Carla Suárez. La canaria estaba jugando un partido de gran calidad contra la revelación del año, Victoria Azarenka. La sorpresa de la jornada la dio Hanescu, que eliminó a uno de los ídolos locales, Gilles Simon.
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