Tsitsipas se hace mayor

La conquistó a Dominic Thiem, otro campeón de presente y futuro, el que más templanza ofrece en todas las superficies -sobre todo en tierra batida-, al que solo le falta rubricar su excelso tenis con un título de envergadura. Ayer se le escapó por un bajón en el segundo set y unos detalles en el tie break del tercero tras dos horas y 35 minutos de pura lección de juego.

Tsitsipas crece un poco más con este título ganado a la presión . A la de su primera participación en el torneo que reúne a los ocho mejores del curso. A la de un partido contra Federer en el que solucionó once bolas de rotura. A la de una final en un escenario enorme y ante un rival de clase. Maestro de la nueva generación el año pasado, Tsitsipas se ha hecho mayor.

Con cuatro títulos, ninguno de la entidad de un Masters 1.000, irrumpe con valentía entre los mayores. Al menos, en partidos a tres sets. Le falta dar el estirón, como a todos los de su época, en los Grand Slams , donde todavía los veteranos encuentran recursos para gestionar estrategias sin madurar y afrontar la velocidad de sus golpes, algunos puro músculo sin filtros.

Pero es Tsitsipas un jugador a contracorriente. Griego, para empezar, orgulloso de su país y de ser un referente por el planeta tenis, aunque reconozca que poco para por las islas. Dueño de ese revés a una mano ilegible y sorprendente que tanto él como Thiem están sacando del peligro de extinción. Con estilo más surfero que tenista, hijo de esta generación de las redes sociales . Mantiene un videoblog en su canal de Youtube en el que cuenta qué hace durante sus viajes o sus sensaciones sobre sus partidos. 21 años.

Ya levanta trofeos de mayores, sobre todo esta Copa de Maestros que suele rendir cuentas con el físico desgastado de un calendario exigente y que encumbra cuatro nuevos nombres desde 2015 apartada la tiranía de Roger Federer primero y Novak Djokovic después. El griego atrapa con fuerza en este final de curso la bandera de la nueva generación que parecía liderar Alexander Zverev , campeón el año pasado y que en este quedó apeado en semifinales por el buen hacer de Thiem. Le falta rubricar en torneos a dos semanas, pero va por muy buen camino.

Y eso que en 2016, una aventura en el mar con un amigo en un día de tormenta pudo terminar de la peor manera. El griego recuerda que no pudo regresar a la playa tras golpearse el pie con una roca y que tuvo que ser su padre quien lo salvara del que define como el peor momento de su vida: «Cuando más nadaba a la orilla, más me alejaba. Me rendí. Todo se paró. Por un momento pensé que estaba muerto». Tres años después celebra la vida y el éxit o: «Ha sido una magnífica final. Esto hace grande a nuestro deporte. El tenis es esto», se expresó nada más soltar la raqueta, con aparente frescura, como si no hubiera batallado en tres intensos sets.

No se han marchado los que copan los grandes títulos y mezcla de maravilla con los que aspiran a jubilarlos. Tsitsipas está entre los más firmes candidatos , maestro con 21 años y con una cabeza que va adaptando a las exigencias de la élite. Ya sabe jugar sin que la presión o las emociones le tiemblen en la mano. «El tenis está en buenas manos», predijo Rod Laver.