mutua madrid open

Federer sobrevive a Raonic

El suizo aguanta los bombardeos del canadiense con su saque y pasa a la siguiente ronda tirando de veteranía

Federer sobrevive a Raonic

laura marta

Sufrieron las flores los demoledores disparos de Milos Raonic al saque, descomunal el físico del canadiense que se alarga hasta los 196 centímetros que le otorgan la ventaja de ver la red más bajita de lo habitual, imprescindible para que los saques alcancen ... inmensas velocidades que superan con creces los 200 kilómetros por hora.

Desgarbado en sus movimientos, empequeñece la pista bajo su mirada, encogido el azul por el dolor de sus golpes, secos, contundentes, huecos como balas que dejan huella en el mar. También en el juego de un Roger Federer incapacitado para responder , inerte al resto porque no encontró respuesta salvo aguantar el chaparrón con su propio servicio. Pero ni siquiera le aguantó la mano y concedió el break, y a la postre el primer set en el noveno juego. Raonic al mando, y al saque, se llevó la primera manga por 6-4 .

Desmotivado el suizo porque ninguna táctica parecía funcionar para desmontar la torre canadiense, el primer juego del segundo set se tornó decisivo para las ilusiones del helvético. Con la estrategia de saque y red , trató de presionar a Raonic que, sin embargo, no se inmutó. Alejado de los nervios, leyó todos los saques de su rival y logró superarlo en la red con delicadeza y seguridad.

Después de tres deuces, finalmente, Raonic sucumbió y Federer respiró, alejando la niebla. Un juego que pudo cambiar el set. Porque la igualdad se mantuvo en cada saque, pero era el suizo el que había adelantado un paso en la pista , ese que había retrocedido en la primera parte de la contienda por los bombarderos canadienses.

Con la chispa recuperada y la confianza de su lado, Federer no quiso llevar la suerte al tie break y atacó desde la red para decidir el duodécimo juego a su favor y cerrar la manga por 7-5.

La veteranía vence al miedo

Pocas y tímidas eran las voces que apostaban en la grada por Raonic, volcado el público con Federer desde el inicio, pero disfrutando de un espectáculo de saques supersónicos. Veinte golpes intercambiaron los tenistas en el punto más largo del partido, apostado todo el juego al servicio .

Fue el joven el que tuvo en su poder desequilibrar la balanza a su favor con tres pelotas de break, pero la veteranía recompuso el marcador para que la igualdad se mantuviera en el marcador hasta el tie break.

El miedo jugó la muerte súbita. Con 46 golpes ganadores, a Raonic se le paralizó el brazo con todo a su favor. Una derecha fácil se convirtió en el punto decisivo para que Federer, veterano en estas situaciones, cerrara el partido con un resto cruzado.

El maestro daba otra lección al alumno.

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