Muguruza choca otra vez con el muro de los cuartos

Fue un partido de mil demonios, con un viento incomodísimo en la Suzanne Lenglen desde el peloteo. Muguruza, sin precedentes con Safarova, fue abandonada por su primer servicio, aunque le dio para aguantar desde el fondo, sostenida por un poderoso revés para controlar los ataques de una zurda interesante. Porque Safarova, que el lunes dejó en la cuneta a Maria Sharapova, tiene muchísimos recursos y armas con las que atacar.

El debate empezó sin demasiados argumentos, puntos de dos o tres intercambios y resueltos casi siempre por el error de la otra. Muguruza y Safarova fueron aguantando con sus servicios hasta llegar al tie break, aunque fue la española la que más complicaciones tuvo. De hecho, se vio obligada a levantar un 0-40 con 3-3 e incluso salvó otra bola de break en ese juego y dos más con 5-5.

En el tie break, Safarova fue mucho más precisa y agresiva. Firmó dos puntazos que desquiciaron a Muguruza y la española se hundió entre gestos y miradas, alterada por tres líneas consecutivas de la checa. Se le iba la victoria, se le iban las semifinales de un grande como Roland Garros.

Y empezó torcida en la segunda manga, cediendo su servicio a la primera, cegada por el apagón. Pero quiso corresponder y ponerse a la altura de la cita, orgullosa como para recuperar el terreno retrocedido. Se le abrió una ventana y del 2-0 en contra pasó a un 2-2 y opción de irse al 3-2, pero fue justamente lo contrario. De poco le sirvió ese arreón de amor propio, no había manera.

Se despidió desilusionada, a las puertas de una semifinal desconocida para la españolía desde el curso 2000, cuando Conchita Martínez y Arantxa llegaron a la penúltima ronda. Otra vez chocó contra el muro de los cuartos, pero cada vez está más cerca. La checa, por su parte, mantiene su progresión después de las semifinales en Wimbledon 2014. Su rival en semifinales será Ana Ivanovic, que eliminó a Svitolina en dos sets.