Carla Suárez, a la final de Roma

Si maravilló en los cuartos de final contra Petra Kvitova, reciente campeona en Madrid, con un punto de partido con su revés marca de la casa; ante Simna Halep demostró otra de sus mejores virtudes, de las que más ha trabajado con su entrenador, Xavier Budó, en los últimos meses: la paciencia. Ni se desesperó en el primer set en el que la rumana la tuvo a su merced, ni lo hizo en el tercero, cuando no pudo asegurar ninguno de sus servicios. Remó desde el resto, con 4-4 en el marcador, se habían vivido ocho roturas. Pero a la hora de la verdad, Suárez aguantó mejor la presión a pesar de encontrarse con 4-5 y 0-30. Su cabeza funcionó a la perfección y envío las señales a las piernas, cansadas después de dos horas de encuentro, y a los brazos, nerviosos por el momento y por lo que significaban esos últimos golpes. Suárez definió el encuentro como «muy duro físicamente» en el que hubo «un gran nivel de tenis».

La canaria supo manejar la situación para llevársela a su lado y ganarse la tercera final de su temporada. No se presentó a la primera, por una tortícolis inoportuna, ante Andrea Petkovic. Poco pudo hacer ante Serena Williams en Miami. Espera que la tercera sea la vencida. Enfrente, tendrá a Maria Sharapova quien venció a Daria Gavrilova. La tenista rusa es la doble campeona del torneo, tercera en el escalafón y ha ganado a Suárez en tres de sus cuatro enfrentamientos, todos en tierra batida, el último a principios de curso, en Brisbane.

«El Másters 1000 de Roma es un título que deseo muchísimo. Me apetece, en tierra, en Roma. Puede ser muy bonito», sentenció la canaria que comenzará la próxima semana, la de Roland Garros, en el puesto 8 de la clasificación general. Y a seguir.