Wimbledon
Veinte años del Wimbledon de Conchita Martínez
La jugadora oscense recuerda con ABC los momentos de aquella final en la que ganó a Martina Navratilova en 1994
Laura marta
Sonríe de a poquitos, más con los ojos achicados que con la boca, como sin querer llamar la atención, como ha sido toda su vida. Pero lo hizo a lo grande hace veinte años, cuando la tenista que comenzó a golpear la pelota con una ... raqueta en el frontón de la fábrica donde trabajaba su padre en Monzón (Huesca), ganó el título de Wimbledon. Y la leyenda de Conchita Martínez sobrevive todavía al tiempo porque ninguna otra española lo ha conseguido nunca.
- ¿Qué recuerdos tiene de aquel momento?- Mucho cariño, mucha felicidad, muchísima alegría.
- ¿No pesaba la presión?- Tienes que estar acostumbrada a esos momentos. Tienes que hacerte a eso durante todos los partidos que has jugado. Yo no recuerdo que me sintiera más presionada. Era Wimbledon y una final, es algo enorme, pero jugué bien a mi tenis, me salió bien y gané. Había hecho semifinales el año anterior y me había eliminado Steffi Graf. Estaba como cerca, así que la presión ya estaba un poco controlada
- Y sobre hierba, con lo difícil que es para los españoles.- Estamos acostumbrados a jugar en tierra, a liftar la pelota, a que pese. Aquí todo te viene más rápido y tienes que reaccionar antes. Favorece a los jugadores más agresivos, yo lo fui.
- En la final, contra Martina Navratilova.- Sí, que era mi referente, con John McEnroe. Antes no había tanto tenis en la televisión y había pocos en los que podías fijarte porque llegabas a ellos. Peró sí, ganar a Navratilova. Increíble.
- ¿Y a su regreso a Monzón?- Para esa final pusieron una pantalla gigante para que lo siguiera todo el mundo. Llegué al aeropuerto de Barcelona donde me fueron a buscar en autobuses y al llegar a Monzón me hicieron un homenaje muy bonito.
- ¿Qué significa el tenis ahora?- Siempre ha sido mi pasión. Me ha dado muchísimo y no quiero dejarlo. Me siento muy vinculada. No tanto ya como jugadora, que lo que hacemos es jugar un dobles así de leyendas, pero sí desde el otro lado de ver los partidos y analizarlos para la televisión. No me satura, no, al contrario.
Veinte años del Wimbledon de Conchita Martínez
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