Wimbledon
Nadal se toma la revancha ante Rosol
El número uno del mundo perdió el primer set y sufrió en el segundo pero remontó y acabó consiguiendo el pase a tercera ronda
eduardo de rivas
Una victoria que necesitaba. El cuerpo se lo pedía a Rafa Nadal. Tenía que vencer sí o sí a Lukas Rosol este jueves en la pista central de Wimbledon. No solo para seguir el camino hacia el título, sino por orgullo. Nadal peleaba contra Rosol ... y contra los fantasmas, contra aquellos que lo acusaron de estar acabado, de no ser el mismo, de haber acabado con su ciclo. Era un partido importante y el número uno lo sacó adelante. Con garra, con pelea y con sufrimiento. [Narración y estadísticas]
El mallorquín estuvo contra las cuerdas. No encontró su mejor tenis, no acaba de acomodarse a la hierba del All England Tennis Club y lo nota en sus golpes. Ante Rosol se mostró nervioso, dubitativo en ocasiones, pero tan combativo como siempre. Peleó cada bola y, aun cuando las cosas no le salían, obligaba a Rosol a golpear una vez más. Así hasta que cansó al checo y se vino abajo.
Se había impuesto con mediana facilidad en la primera manga. Estaba jugando uno de los partidos de su vida, con más de un 80 por ciento de primeros saques y creyéndose que podía volver a hacer la machada. En el mismo escenario, ante el mismo público y ante el mismo rival.
Los nervios se notaban en el palco de Rafa Nadal. Su tío Toni se movía constantemente, inquieto al ver que su sobrino no era capaz de dominar al checo, que seguía con su festival hasta que se dio de bruces con el tie-break del segundo set. Con todo a favor, lo condenó un fallo en la red y Nadal no perdonó. Igualó el partido y terminó con las esperanzas de Rosol.
El partido fue otro a partir del tercer set. Nadal se quitó la presión y encontró el camino. Tan agresivo como siempre, con golpes duros al fondo de la pista y sin dejar bolas sencillas a Rosol, como sí había hecho hasta entonces. Fue quemando la moral del checo, que veía poco a poco cómo se estrellaba contra un muro. El número uno lo devolvía todo y Rosol ya había perdido la confianza. Ni pegaba tan fuerte ni cerraba los puntos. Nadal sí.
Se llevó el tercero y también el cuarto. Un doble 6-4 para acabar con los fantasmas, para demostrar que sí puede dar mucha guerra este año en Wimbledon y que, aunque sufra en hierba, sigue siendo el número uno del mundo. Pero la victoria ante Rosol era más importante que eso. Nadal tenía una espina clavada. Hoy se la quitó.
Nadal se toma la revancha ante Rosol
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