Roland Garros
Ernests Gulbis, talento excéntrico suelto en París
El letón, irónico y retador como siempre, disfruta en París de la madurez de su primera semifinal de su carrera ante Djokovic
Ernests Gulbis, talento excéntrico suelto en París
Explica orgulloso que puede romper una raqueta por cinco sitios diferentes de un solo golpe, destroza una en cada pista para mostrarles su respeto; sus apuestas, aunque sea para ver quién come más arroz en el restaurante de jugadores, van a partir de los cien ... euros; define a los Nadal, Federer, Djokovic y Murray como «aburridos»; recomienda pasar una noche en la cárcel después de haber «disfrutado» la experiencia por un caso de prostitución de la que se defendió así: «Cuando conozco a una chica jamás pregunto su profesión»; le quitó la bolsa de patatas a un espectador porque le molestaba el ruido; si no le gusta el hotel que le pone la organización se cambia hasta que encuentra el ideal; quiere ganar su propio dinero con el tenis, aunque no le importa coger el jet privado de su padre —magnate del gas— para desplazarse a los torneos que decide jugar, a veces, por mero interés turístico; en su maleta nunca faltan libros de filosofía y su nombre viene de Ernest Hemingway. Le sobra talento , dicen sus rivales; le falta cabeza, dicen sus rivales. Se está tomando en serio París. Con la misma fina irreverencia de la que hace gala fuera de la pista derrotó a Federer (6-7 (5), 7-6 (3), 6-2, 4-6 y 6-3) y venció a Berdych (6-3, 6-2 y 6-4). Hoy (13.00h, Eurosport/Discovery Max) mide su excéntrica madurez ante Novak Djokovic, en su primera semifinal de un Grand Slam. «No tengo un plan». Jugar por jugar.
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