Roland Garros
Leerle los labios a la pelota
El coreano Duckhee Lee, discapacitado auditivo, disputa el Roland Garros júnior y cumplió el sueño de entrenar con Nadal
laura marta
La timidez en sus grados extremos obliga a desviar la mirada del emisor sobre el receptor, así de grande es el complejo. No lo tiene Duckhee Lee, pero tampoco mira a los ojos cuando inicia una conversación. Solo los labios, su objetivo. Allí encuentra la ... información necesaria para responder, para cambiar de táctica, para saber si gana o si el juez de silla le dice que su golpe ha sido demasiado largo. El tenista coreano de 16 años disputa Roland Garros júnior y cumplió un sueño aun antes de alcanzar los cuartos de final: jugar con Rafa Nadal.
El balear decidió que él sería su sparring y el coreano, un adolescente más, confiesa que se puso muy nervioso, que no acertaba a golpear como él sabía, hasta que decidió que esa posibilidad no era un reto, sino la mejor lección de su vida. "Es mi ídolo y para mí fue una experiencia buenísima", traducía uno de los preparadores de su equipo. El número 1 del mundo, por su parte, no se explicaba cómo podía jugar tan bien sin oír cómo las cuerdas impactan sobre la pelota: "Yo me muevo por sensaciones y para mí es fundamental saber si le estoy dando bien o si la pelota sale mordida. Esa información solo la puedes encontrar con el sonido, por lo que la historia de este chico es increíble".
Hacía taekwondo, pero su primo jugaba a tenis y lo retó un día a que cogiera la raqueta. Encontró en el tenis una forma de quitarse las diferencias con los demás. Podía pasar la pelota por encima de la red mejor que los demás y aprendía a ser mejor cuando el rival lo consolaba en la derrota. Algo surgió en él, una chispa que ha ido haciéndose llama con el paso de los partidos, de los años, de los entrenadores que vieron en él un talento puro que le leía los labios a la pelota. "Como todos los discapacitados refuerza otros sentidos para suplir el que no tiene. Por eso Dukhlee recoge toda la información por los ojos. Tiene que fijarse mucho más para controlar el espacio y saber si lo está haciendo bien". No le afectan las pistas grandes ni las gradas bulliciosas, pero lo más difícil es estar en contacto con el juez de silla: "Tiene que estar mirando a un lado y a otro para saber si el punto ha sido bueno o hay que repetir o a lo mejor hay que cambiar de pelotas. A veces cantan 'fuera' y él sigue jugando". Además de en el cuadro individual, Lee también disfruta del dobles. Otra vez los labios para saber si va uno u otro a la pelota. Los labios del contrario y de la pelota, con la que comparte una conversación única y especial.
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