Nadal, contra el Federer del futuro

Rafa Nadal acepta el desafío que se le presenta en los cuartos de final del Masters de Montecarlo, emparejado con un rival al que se le presupone un futuro glorioso siempre y cuando cumpla con todo lo que se dice de él. Nadal se enfrenta a Grigor Dimitrov (sobre las 12 horas, TDP), jugador de talento infinito, un búlgaro de 21 años del que se han hablado maravillas y al que le persigue una etiqueta que no se sabe si le hace bien o mal. Se le bautizó como «Baby Federer» con todo lo que eso conlleva. [Sigue el partido en directo]

«Es una comparación muy trivial», comenta el protagonista de esta historia, a quien no le gusta demasiado que digan eso sobre él. Dimitrov lidera una manada de jóvenes que promete mucho en el tenis por sus éxitos en las categorías inferiores, pero los chicos de su generación, la del 90, están bajo sospecha porque luego no acaban de cuajar. Dimitrov creció con el australiano Bernard Tomic, el norteamericano Ryan Harrison o el lituano Ricardas Berankis y ahora está en el momento de la verdad.

Todavía sin resultados, incapaz de llegar siquiera a la tercera ronda de algún Grand Slam, el búlgaro es el 34 del mundo y este año alcanzó la final en Brisbane, la única de su carrera. «Será una de las grandes estrellas del tenis», vaticina Nadal antes de la pelea, alerta porque el oponente es imprevisible.

Dimitrov es un regalo para la vista, un genio con golpes imposibles y que suele aparecer en las imágenes de los mejores puntos del año. Tiene una derecha sólida y dura, pero es ese revés a una mano el que le acerca a la leyenda de Federer. El búlgaro le pega con un concepto de la estética tan desarrollado como el del suizo.

De Federer también se hablaban maravillas cuando era un niño, como de otros muchos. El caso es que el helvético sí ha sido alguien, el más laureado de todos los tiempos con 17 Grand Slams y más de 300 semanas como número uno, tenista irrepetible y al que se le corrigió en sus inicios. Antes de ser este señor, Federer era volcánico, un nervio en la pista.

Dimitrov, a quien se le ha emparejado con Serena Williams y con Maria Sharapova, está perfilando su camino. Siendo un adolescente protagonizó un incidente con un juez de línea, al que incluso llegó a golpear. Ya parece algo más calmado y se conjura para exprimir todo el tenis que se le intuye, voraz cuando ataca y sacrificado a la hora de correr y defenderse. Quizá en tierra es en donde menos brilla, pero ha completado una semana notable en Montecarlo. Nadal le pondrá a prueba, la más dura de todas.