Fue una final con todo tipo de ingredientes, muy del circuito femenino ya que nadie conseguía dominar con autoridad. Empezó muy bien Na Li, muy segura durante todo el torneo, pero se difuminó su agresivo tenis en el segundo set a partir de una escalofriante torcedura de tobillo.
Entre los ensordecedores gritos de Azarenka y los errores de Na Li (57 no forzados en todo el partido), el público presenció un encuentro dramático. Se interrumpió en el tercer set porque es el día de Australia y Melbourne se iluminó con los petardos y los fuegos artificiales y Na Li, cuando se retomó el pulso, volvió a tropezar y quedó aturdida porque se golpeó la cabeza con la pista. Una situación rocambolesca con Azarenka ensayando su saque mientras atendían a la asiática.
Pero también hubo tenis, aunque se jugó a ráfagas, muy condicionado el desarrollo por la poca consistencia en los servicios. Azarenka se liberó de los nervios en el inicio del segundo parcial y puso la directa, aunque se enredó y permitió que su rival le alcanzara. Sin embargo, la bielorrusa cerró el set y todo quedaba pendiente del tercero.
Na Li tenía 2-1 a su favor cuando se volvió a lesionar. Su tobillo volvió a fallar y el golpe en la cabeza le dejó un poco mareada, limitados sus movimientos. Se benefició Azarenka y cerró la final entre lágrimas, bicampeona la única pista en la que ha sido capaz de ganar un grande.
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