¿Qué pasó con... Wonny Geuer?

Empezó jugando en las Irlandesas de Bami, se fue a Madrid muy jovencita y su generación, de la que es referente, cambió la historia del baloncesto femenino español. Sus hijos Willy, Juancho y Andrea continúan con éxito la saga familiar

Wonny Geuer, con sus hijos y su marido, Guillermo Hernangómez, en una imagen de 2017 ABC

Sergio A. Ávila

De padres alemanes, sevillana del Porvenir y afincada desde hace años en Madrid, su carrera deportiva fue tan meteórica como prolija en éxitos, inolvidable. Se retiró con 27 años tras 158 partidos con la selección. Su generación cambió la historia del baloncesto femenino español y ... sus tres hijos continúan con éxito la saga del matrimonio Hernangómez-Geuer, de genes baloncestísticos por parte de madre y padre. Willy y Juancho, campeones mundiales con España, juegan en la NBA y Andrea, la pequeña, se está formando en Estados Unidos.

¿Qué recuerdo guarda de sus inicios en las Irlandesas de Bami?

Empecé a jugar por hacer algún deporte y, cuando llegué, las Irlandesas eran un equipo fuerte. El siguiente año me fui a las infantiles y fue una etapa muy bonita. Me enseñaron bastante tanto Francisco Álvarez como Juan Cuesta y, además, sin esperarlo, llegamos al Campeonato de España en La Coruña y quedamos campeonas.

¿Había entonces ambiente de baloncesto en la ciudad?

En las Irlandesas era únicamente escolar. Después, en el Amigos Natación iba a vernos más gente, pero no es que se siguiera mucho el deporte femenino. Y cuando jugué en el Medicina Oximper, tengo recortes de prensa del ABC de Sevilla, que sí le hacía bastante seguimiento, con Alejandro Delmás.

¿Vuelve de vez en cuando a Sevilla?

Sí. Tengo una hermana y bastantes amigos allí. Me gusta ir a la Feria, la Semana Santa y siempre que puedo me escapo y me quedo en Sevilla.

¿Los años más duros de su carrera fueron entre 1988 y 1992?

Fueron muy exigentes. Bernardino Lombao nos hizo atletas. Hacíamos pesas, saltos de vallas, de longitud... Gracias a eso, pudimos empezar a competir más adelante contra las distintas selecciones de Europa. Fueron cuatro años duros pero muy bonitos dedicados exclusivamente a la preparación de los Juegos. La evolución llegó con el plan ADO. Todo se culmina con la primera medalla de oro en la historia del baloncesto español, tanto masculino como femenino, en Perugia’93. En mi vida había soñado que podríamos subir al primer puesto del podio.

¿Tuvo ofertas para jugar en el extranjero?

Antes de Perugia sí tuve ofertas. Impensable entonces ya era irte de Sevilla a Madrid, siendo una mujer joven de 17 años, para jugar al baloncesto. Tuve ofertas de Italia y Alemania, donde insistieron mucho para que cambiara la nacionalidad y pudiera jugar como alemana. Pero lo veía todo muy lejano y aquí siempre tuve la suerte de contar con ofertas de los mejores equipos, así que no di el salto.

¿Cómo recuerda la etapa de Willy en Sevilla?

Aprendió muchísimo. Tenía varias ofertas para salir cedido del Real Madrid. Influyó un poco que yo fuera de Sevilla, pero también el proyecto con Aíto era importante porque siempre ha trabajado bien con los jóvenes y se demostró con él, Porzingis, Satoransky y todos los que salieron de la cantera. Creo que Sevilla disfrutó del juego de ese equipo.

Con Porzingis tienen buena relación, ¿no?

Conocimos a su padre. Al estar en Nueva York juntos, nos hemos visto bastante. Kristaps es uno más de la familia.

¿Cómo le va a su hija, Andrea, en Estados Unidos?

Está muy contenta. Compagina los estudios con el deporte y en España eso es imposible. He luchado muchísimo en este sentido cuando ellos estudiaban aquí y es muy complicado. Es otra mentalidad. Lo bueno de estar allí es que se está sacando la carrera, dominando el idioma y físicamente se está poniendo fuerte. Estamos muy contentos.

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