¿Qué pasó con... Susana Torrejón?
Piragüista olímpica en Barcelona'92, esta sevillana fue la primera palista andaluza en unos Juegos y una de las primeras cinco españolas que estuvieron en una cita de esa envergadura
Imagen del equipo femenino español de piragüismo (Susana Torrejón, en el centro) con sus técnicos que compitió en los Juegos de Barcelona'92
Esta sevillana conformó en Barcelona'92 el primer equipo femenino de piragüistas españolas en unos Juegos junto a Joaquina Costa, Ana Penas, Luisa Álvarez y Belén Sánchez. Un repóquer de mujeres que hicieron historia. Forjada en el Círculo Mercantil e Industrial, Torrejón se bajó de ... la piragua poco después para acabar su carrera e iniciar una trayectoria profesional que empezó donde continúa, en la Agencia Andaluza de la Energía.
¿Se considera una pionera?
Sí. Formo parte de las cinco primeras mujeres españolas que fuimos a unos Juegos en piragüismo y abrimos camino para las que vinieron detrás. Una experiencia muy gratificante. Detrás de eso hay mucho trabajo y sacrificio. También fui la primera piragüista olímpica andaluza.
¿Se siente un poco olvidada?
Este deporte sigue siendo un gran desconocido, aunque poco a poco van saliendo figuras, como Craviotto. Yo tengo 52 años y al principio, como se suele decir, éramos muy pocos, tres locos en el río pasando frío y con unos medios muy escasos.
¿Había muchas chicas piragüistas entonces?
Qué va. Ahora hay más, pero nosotras éramos bichos raros, la mayoría eran hombres. Era doblemente difícil sacar resultados y que nos tuvieran en consideración para el equipo nacional. De juveniles, Joaquina Costa y yo fuimos las primeras en un Mundial, con 16 años, compitiendo en un K-2.
¿Es nostálgica?
Sí, sí, fíjese si lo soy que volví a remar el verano pasado. Me ha dado la nostalgia y quiero disfrutar de este deporte de nuevo sin intentar competir. Llevaba 25 años sin montarme en una piragua.
¿Qué pasó cuando se subió de nuevo?
Que se me vinieron todos los recuerdos. Te vas con la cabeza al pasado, pero el cuerpo ya te dice que no, y bueno, esto hay que asumirlo, que ya no se puede rendir igual. Por eso hay que tratar de disfrutar ahora y del ambiente que hay, de amigos de toda la vida que están volviendo a remar.
¿En 1988 se incorpora al equipo español absoluto?
En el 90. Empecé con Biología en la Universidad de Sevilla en el 87. Compaginaba las clases con el entrenamiento y fue bastante complicado. Tuve que parar y concentrarme con el equipo definitivamente fuera de casa. Me mandaban los apuntes por correo a Madrid. Yo he tenido muchas dificultades para estudiar. Tuve que hacer el pino con las orejas porque ni en la Federación me daban permiso para ir a examinarme ni en la facultad me cambiaban los exámenes. En el 92 retomé la carrera y terminé los años restantes.
¿La sigue llamando alguien Piccolina?
Pues mire, sí, Román Mangas, un entrenador que tuve en el equipo junior. Me llamaba de broma así porque le hacía mucha gracia.
¿Quién se lo puso?
Un entrenador italiano. Creo que les ganamos a las italianas y se sorprendió de mi baja estatura cuando me vio salir del barco. «¡Piccolina, anda mucho la piccolina, va muy deprisa!», decía.
¿Barcelona'92?
El culmen de cualquier deportista. Es una experiencia preciosa, que no se olvida en la vida: el ambiente, la satisfacción de haber llegado hasta ahí tras tanto esfuerzo y sacrificio.
En la Preolimpiada, con las concentraciones, aparecería poco por casa.
Veía a mis padres quince días en verano. Se hace duro porque hay que llevar una vida muy disciplinada, como de militar. Y para eso no sirve todo el mundo. Hay mucha gente que no aguantaba esa presión. Yo me considero muy disciplinada y lo llevaba muy bien. Me gustaba.
¿Lo más importante que le dio el piragüismo?
Una forma de vida que sin este deporte no habría tenido. Luchar por lo que se quiere conseguir y no perder ese sueño. Es lo que me ha enseñado este deporte y lo que luego he aplicado en el trabajo y en la vida.
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