¿Qué pasó con... Pepe Carrión?

Lleva ya un tiempo en Canarias.

Nueve años. Mi mujer es de Las Palmas y hemos vivido 25 años en Sevilla. Tenemos un piso allí.

¿Está adaptado completamente?

Sí, yo llevaba ya muchos años viniendo. Y aquí, aclimatarse es fácil. Echo de menos la cervecita al mediodía, que esa costumbre no la hay.

¿Cómo le va a su hijo Adrián?

Gracias a Dios, muy bien. Estudió en Estados Unidos y, cuando acabó, había un puesto libre temporal en la India, donde estuvo dos años trabajando para la NBA. Ahora sigue trabajando para la NBA en la oficina de Madrid. Está encantado, feliz.

Usted trabajó al lado de Pesquera, Petrovic, Maldonado e Imbroda.

Me tocó la época bonita. Tanto con Petrovic como con Imbroda quedamos subcampeones de Liga y subcampeón de Copa en el único año que estuve con Javier. Recuerdo muchas Copas de Rey, jugar en Europa, la Korac con Pesquera y ver otro mundo, otra manera de concebir el baloncesto. Se aprendía cada día.

¿Qué recuerdo tiene de Imbroda?

Lo recuerdo como un gran motivador. Para mí, era su principal virtud. Pesquera era un trabajador nato, muy organizado; Petrovic, el número uno en la dirección de partidos; Maldonado, alguien muy comprometido que siempre daba la cara por los jugadores; e Imbroda, un motivador.

¿Echó muchas horas extras para el equipo fuera del pabellón?

Sí, sí, incluso montamos una peña gastronómica y nos juntábamos los primeros jueves de cada mes. Cuando jugábamos fuera y echaban el partido por televisión, mi mujer recibía a todas las familias del equipo: de la madre de Richard Scott a la familia de André Turner con sus niños y las mujeres de los jugadores. Ese ambiente que se crea, de una familia, te ayuda muchísimo en el trabajo. Quizá sea la mayor diferencia entre el baloncesto de antes y el de ahora.

Los americanos de aquella época se implicaron mucho en el club.

Claro, porque se sentían bien, queridos. Sus familias estaban perfectamente integradas. Les buscábamos guarderías a los niños, el gimnasio a la mujer, actividades sociales, barbacoas... Ellos estaban muy felices aquí y eso se traspasaba al juego. Ése fue una parte del secreto de ese equipo para que con presupuestos bajos se alcanzaran cotas importantes.

De aquellos Caja, ¿el de Petrovic fue el más espectacular?

Sí, el del primer año era un equipo que disfrutaba. Con Mike Anderson, Richard Scott, Warren Kidd, Carlos Montes, Raúl Pérez, Benito Doblado... Los entrenamientos eran muy dinámicos. Era más el ritmo que la calidad lo que nos dio la posibilidad de luchar por el título.

¿Sigue al Coosur Betis?

Sí, sí, se llame como se llame, es mi club. Me siento identificado con él. El partido de Manresa lo disfruté como un loco.

¿Qué le parece Evans?

Me recuerda a los bases americanos de aquella época. A Mike Anderson y también a Randy Woods, que fue clave aquel año para salvarnos del descenso.

Y del Betis y la Copa del Rey, ¿qué me dice?

Lo vi con mi hijo. Disfruté de la previa, el partido y el pospartido. Después de tanto trabajo, ilusión y 17 años de espera, los béticos tenemos derecho a celebrar.

Estuvo en el estadio, pues.

Sí, fue una sorpresa. Lo organizó mi hijo, quería tener ese recuerdo conmigo. En la de 2005, que también disfruté, no pude estar con él porque era muy pequeño.

¿Se queda en las islas o volverá?

Voy cada mes y medio. Fui para Semana Santa y ahora, para Feria.