Baloncesto
¿Qué pasó con... Diego de Paz?
Grande del baloncesto en silla, participó en tres Juegos Paralímpicos logrando tres diplomas y a nivel de clubes se convirtió en un coleccionista de títulos hasta su retirada, por una lesión, cuando había rebasado la frontera de los cuarenta años
Sergio A. Ávila
En Valencina, su pueblo, bautizaron al polideportivo y el pabellón municipal con su nombre, en honor a la aquilatada trayectoria de quien es ejemplo a seguir, un referente de legado incomparable. Diego de Paz (1971) hizo historia en las canchas de baloncesto, fue doble de ... Javier Bardem y aún hoy sigue tirando a canasta en sus ratos libres. La puntería permanece intacta.
¿Echa de menos la competición?
La competición en sí, claro, siempre se echa de menos. Lo que no echas de menos son los viajes largos o los entrenamientos tan físicos de la pretemporada. Ahora se puede seguir la liga de baloncesto en silla en streaming y te entra el mono, pero la forma de matarlo es consumiendo mucho deporte. Lo que veo en televisión es deporte y toros.
Pasaron 20 años entre los Juegos de Barcelona y Londres. ¿En qué había cambiado usted como persona y jugador?
En muchísimo. Sobre todo en sabiduría, madurez, lectura de los partidos y calidad en los pases. En Barcelona jugaba de pívot y en Londres acabé de base y me llamaban el patriarca. El respeto, el cariño y la admiración con que me trataron mis compañeros fue algo maravilloso.
¿En la selección jugó siempre gratuitamente?
Sí. No cobrábamos. En Sevilla jugaba semiprofesional. Tenía mi trabajo, y lo sigo teniendo, en el Ayuntamiento de Valencina y luego mi asignación por jugar al baloncesto. Cuando estuve en Valladolid, sí que me dediqué profesionalmente a ello dos años. En la selección nos daban en los Juegos de Londres una dieta a razón de unos quince euros al día. Pero cobrar, no, ni yo ni mis compañeros anteriores ni los actuales tienen asignación económica por participar en la selección. Pero yo estaría otros 23 años jugando de la forma que lo hice. El orgullo de representar a tu país en la selección no está pagado con dinero.
Se acercan los Juegos. ¿Siente nostalgia?
Sí, sin duda. Unos Juegos Paralímpicos es lo más grande. Lograr la medalla tiene que ser el clímax absoluto, pero el premio de estar allí, en la villa, ver a tantísimos deportistas... Se ven casos inexplicables de hasta dónde puede llegar la fortaleza humana y el afán de superación. Guardo en lo más profundo de mi corazón el momento en que salimos a Montjuic, siendo los últimos en desfilar como país anfitrión.
A Rafa Nadal y Pau Gasol, con mucha diferencia. Los valores para mí son muy importantes y, en este caso, Gasol y Nadal son punto y aparte. Y como sevillista que soy, le digo Kanouté. Se veía que era una persona maravillosa. Metía el gol y casi no lo celebraba. Le faltaba pedir perdón.
¿Kanouté es al mejor que ha visto con la camiseta del Sevilla?
Es muy difícil quedarte con uno. También está Navas, qué le voy a decir de él, y de mis tiempos me gustaba mucho Francisco, de Osuna, que tuvo que marcharse al Español de Barcelona. Era un futbolista artista, de los que más me ha gustado ver. También me acuerdo de Suker, pero me quedo con Kanouté.
¿Es de algún torero en concreto?
Siempre he admirado mucho a Espartaco desde que era joven. Y a Lucio Sandín, de Madrid, que perdió un ojo de novillero en Sevilla y luego fue matador de toros. Como yo he visto torear a Lucio Sandín no he visto a nadie.
¿Cuánto tiempo hace que no ve ‘Carne Trémula’?
Uy... Pues hace tiempo, ¿eh? Fue una experiencia divertida, curiosa. No todos los días uno es chico Almodóvar. Tuve la oportunidad de conocer a grandes actrices y actores como Javier Bardem, que con nosotros tuvo un trato excepcional. Se portó a las mil maravillas. Nunca me hicieron más entrevistas en mi trayectoria deportiva que cuando se estrenó la película.
Acaba de cumplir los 50. Los ha aprovechado al máximo.
¡Claro! No me cambio por nadie. Si me dieran la posibilidad de volver a nacer sin minusvalía y ver qué te depara la vida o de nacer con ella y vivir de nuevo todo lo que he vivido, me apunto a lo segundo otra vez. Nunca he tenido complejo, nunca, y siempre he estado arropado por familiares, amigos y he hecho el deporte que he amado.
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