¿Qué pasó con... Benito Doblado?
Este alero lebrijano de 1,95 metros desarrolló una importante carrera en el baloncesto español, especialmente en el Caja San Fernando, con el que llegó a proclamarse subcampeón de la ACB
Benito Doblado, con Raúl Pérez en el centro de la imagen, atiende a Aleksandar Petrovic
Especialista consumado en el triple, Benito Doblado es historia del Caja San Fernando. Uno de sus canteranos más importantes. Sumó más de 200 encuentros con el equipo sevillano, primero entrenado por Pesquera y luego por Petrovic. Hoy cumple años este lebrijano que sigue ligado al ... basket mientras se reinventa en un nuevo sector profesional.
¿Cómo le va la vida?
Entreno a un equipo infantil masculino y también llevo una pequeña escuela de formación en Montequinto, una buena fórmula para que los niños practiquen baloncesto desde edades tempranas. Por otro lado, estoy estudiando un grado superior en técnico de prótesis dental. Llevo desde octubre y estoy encantado.
Si le digo Caja San Fernando, ¿qué me dice?
Es el club al que le debo prácticamente todo. Ahí me acabé formando, di el salto a la ACB de la mano de José Alberto Pesquera y es mi club de referencia. Ahora evidentemente no lo es. El club que tenemos en Sevilla no es Caja San Fernando, aunque la gente por lógica y sentimentalismo lo intente asociar. Es como en Zaragoza. Hubo un club llamado CAI y en 2002 se creó otro, el Basket CAI Zaragoza, completamente diferente. El club actual pertenece al Betis y es otro club con el que no me identifico. El Caja San Fernado lo fue todo. Le debo muchísimo.
¿Cómo empieza todo?
Yo empecé en Lebrija, en casa de un compañero de clase. Su padre nos puso canastas en el patio. Me podía pegar tres horas jugando al basket. Luego descubrí, cuando el balón entraba, que ese sonido en la red, el chof, era adictivo.
¿Cómo fue el año en el Real Madrid?
Durísimo. No había salido de Lebrija nunca. Fue un giro demasiado brusco y no fui capaz de adaptarme. Aprendí y me sirvió. Estar en la cantera del Real Madrid no es poca cosa. Fiché por el Caja, formé parte del junior dos años y de ahí, al primer equipo.
Antes de Petrovic, la etapa de Pesquera.
Tenía por delante a un tal Brian Jackson, estaban Raúl Pérez, Carlos Montes, algún americano más... pero cada vez que Alberto me daba la oportunidad, la aprovechaba. Le tengo muchísimo cariño, nos vemos muy a menudo, mantenemos el contacto y nos apreciamos.
Y luego, Petrovic.
Apostamos una vez a ver quién metía más triples de diez intentos y cuando metió el noveno me lo puso difícil. No pensaba yo que fuera a meter diez de diez, pero lo hice y le gané. La época de Petrovic fue chula. Todos recordamos el subcampeonato con la final ante el Barcelona.
¿Cómo se explica una temporada tan buena?
Por una unión de factores. Quizá la clave fue el hambre de tres americanos que fueron los pilares. Eran de un altísimo nivel y se revalorizaron la temporada siguiente. Anderson y Kidd compiten a un nivel excepcional mientras que Richard Scott era una bala. No he visto a un tío más rocoso, duro y rápido en mi vida.
¿Mantiene relación con ellos?
Con los americanos, no, pero me encantaría verlos, sobre todo a Richard, un tío súper carismático. Un showman. Imitaba a Chiquito.
La etapa de 2014, con el grupo inversor, no salió nada bien.
Fue un auténtico desastre. Galilea me llamó, porque sabía que había estado al cargo de la cantera en Zaragoza, me propuso llevar la de aquí y acepté. No tenía conocimiento de lo que había detrás, de dónde venía esto. Sólo quería seguir formándome, trabajando, y acepté el reto. Una vez dentro, aquello fue un disparate.
¿Se sintió engañado, decepcionado...?
No creo que ésas sean las palabras. Simplemente firmé un contrato para hacer lo que me gustaba y sabía: llevar la cantera. El primer año no toqué absolutamente nada porque en la cantera se hacían bien las cosas. Lo que pasa es que a nivel del primer equipo las cosas fueron como fueron. En mi parcela trabajé honestamente, como sabía.
¿Cómo le va a su hijo Adrián?
Muy bien. Estudia Ciencias Ambientales en la UPO. Juega aquí, en el EBA de Dos Hermanas, con Antonio López, Morro, que fue entrenador en la cantera del Betis, y también coincide con los hijos de Chus Llano.