Vinicius entona por fin el 'mea culpa': la doble cara que lastra al brasileño
Tan desequilibrante como desquiciante en la final de la Supercopa ante el Barça, el madridista reconocía por primera vez errores de actitud que deslucen sus brillantes actuaciones en la hierba
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Vinicius con la Supercopa y el balón de recuerdo por su triplete al Barcelona
Designado mejor jugador de la final de la Supercopa tras su exhibición ante el Barcelona, especialmente en un primer tiempo de ensueño rubricado con un triplete, ni en sus mejores noches Vinicius consigue sacudirse ese incómodo poso de futbolista conflictivo y desafiante que ... lejos del Bernabéu parece acompañarle y perseguirle desde su llegada a España.
Eléctrico, veloz y uno de los jugadores con mejor capacidad de desborde y regate, la evolución técnica y táctica en el Real Madrid le ha asentado entre el top mundial de delanteros. Un recurso de oro, todo un lujo para Ancelotti. El brasileño, sin embargo, no termina de madurar definitivamente en el otro fútbol y, en el clásico de Riad que le consagraba definitivamente como ídolo blanco, las cámaras volvían a cazarle envuelto en piques y batallas subterráneas con rivales.
El irónico gesto al banquillo azulgrana reflejando con los dedos el resultado del marcador tras la expulsión de Araujo (ya 4-1) afeaba la brillante actuación del internacional, una estrella admirada por su arte con el balón cuya imagen se ve lastrada por la doble cara que se empeña en exhibir en los partidos. Tan desequilibrante como desquiciante para los contrarios.
Vinicius nunca ha ocultado su admiración por Cristiano Ronaldo y en Arabia, ahora la casa del luso, decidió celebrar sus goles homenajeando al ídolo, el máximo realizador histórico del club (451 dianas). El portugués fue siempre para él el gran referente durante los años que coincidieron en el vestuario blanco, el espejo en el que mirarse. En Riad el discípulo superaba testimonialmente al maestro porque se marchó del clásico con el triplete que a Cristiano siempre se le resistió. Otros grandes pichichis blancos como Hugo Sánchez o Raúl González tampoco lo firmaron nunca contra el Barça.
Que Vinicius marcara esos tres tantos en los primeros 45 minutos amplifica el tamaño de la gesta porque solo existen tres precedentes en los más de 125 años de la entidad: Barinaga, Narro y Zamorano. Una actuación para el recuerdo que acaparaba este lunes las portadas de diarios deportivos nacionales e internacionales y que el brasileño, sin embargo, empañaba durante el duelo con una exagerada sonrisa y un feo gesto al banquillo azulgrana tras la roja a Ronald Araujo.
Errores de actitud
Reacciones que, una vez más, llevaron al brasileño a ocupar minutos de televisión y tertulias radiofónicas, aunque tras el partido realizara unas de las declaraciones más conciliadoras desde su llegada a España y por primera vez reconociera errores de actitud. «No soy un santo, a veces hablo demasiado, hago regates que no se deben hacer, pero estoy aquí para mejorar, dar ejemplo a los niños», afirmaba ante la prensa. Porque ese es Vinicius, una figura capaz de encumbrar hasta el cielo su imagen futbolística la misma noche que enturbia su protagonismo reincidiendo con una provocación innecesaria a los rivales. Tanto como la manita que en su día Gerard Piqué dedicó a los blancos en otro clásico inolvidable.
Un momento de calentura en el que tuvo que ser calmado por sus propios compañeros y por Carlo Ancelotti. El técnico, consejero del brasileño más allá de lo deportivo, dio un nuevo tirón de orejas a su pupilo en rueda de prensa por su hábito de excederse en recursos futbolísticos que pueden irritar a los contrarios. «Durante el partido le dije que no me había gustado el tacón que tiró. También lo hizo Bellingham. No quiero que lo hagan, no lo necesitamos», dijo el italiano.
Quizá consciente y aconsejado por los suyos de que esos episodios podían deslucir la repercusión de su espléndida noche ante el Barça, Vinicius intentaba tirar de humildad en sala de prensa, aunque volvía a sacar a pasear su otra versión. «Yo me quedo muy triste porque todos quieren pelear conmigo porque va a salir en la prensa. Intento estar tranquilo y centrado en el partido, pero a veces no soy sólo yo». Es Vinicius, una estrella de doble cara.
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