Vinicius se doctora en Anfield

Por supuesto, el gol levantó a la categoría de pletórica la autoestima de un atacante que está acostumbrado al ensayo y error, a la motivación intrínseca por encima del elogio, la crítica y el insulto. Y claro, cuando un futbolista de tal calibre se cree imparable realmente puede llegar a serlo. Entretanto, al compás de la explosión del carioca, comenzó la noche terrible de Joe Gómez. Los cambios de ritmo, los regates imposibles y la verticalidad incesante del 20 blanco maniataban al internacional inglés que, aunque el Liverpool todavía vencía, él ya vivía despierto una pesadilla que solo acababa de empezar.

Como si la desgracia fuera un sinónimo a sus últimos encuentros ante el Real Madrid en la Liga de Campeones, Alisson emuló a Courtois y su pésimo despeje chocó con la tibia del incesante Vinicius para poner el empate en el marcador. 2-2 y doblete del autor del único gol en la final de París: los demonios del pasado volaban sobre las nubes de un Anfield, que por viejo y sabio, intuía el porvenir del duelo.

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P. L.

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De hecho, los augurios se confirmaron muy rápido, en el 47, cuando en el inicio del segundo tiempo de nuevo Vinicius superó a Gómez por línea de fondo. El central, desesperado, pateó al extremo y, en esa misma falta, nació el 2-3 de Militao, un tanto que dio partida a uno de las mejores 45 minutos del Real Madrid en Europa, y eso son palabras mayores.

Así, ante un templo donde de repente el silencio se hizo protagonista, con el viento a favor, Vinicius confirmó su ópera magna con una asistencia brillante, caño incluido a Van Dijk, para que Benzema hiciera un gol para el recuerdo. Asimismo, al margen del doblete, suma ya 18 dianas este curso (el máximo artillero de los blancos), y el pase de gol, el brasileño brilló en uno de sus puntos flacos: en la toma de decisiones. Preciso en el pase, tranquilo en sus fugaces transiciones ofensivas e inspirado en la bella asociación con Benzema y Modric, el partido de Vinicius supuso un escalón en su incipiente carrera. Qué jugador será si hace del acierto una costumbre.

Tras el partido, como no pudo ser de otra forma, la algarabía, la alegría y las palabras de cariño hacia el hombre del partido fueron una constante. «Vini nos ha hecho respirar» decía Courtois; «Vinicius ha hecho un partido increíble; es el jugador más determinante del fútbol mundial» comentaba Ancelotti, un hombre que desde que llegara por segunda vez al banquillo del Santiago Bernabéu siempre abrigó al chico, incluso en sus momentos más delicados.

En definitiva, en el día que Amancio rompió el corazón al madridismo con su marcha, otro extremo sobrado de talento estampó su impronta en un partido que ya forma parte de este partido de leyenda.