Vinicius, el daño colateral del sistema Bellingham

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Jorge Abizanda

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El verano fue purificador para el '11' blanco. Tras una temporada cargada de lamentables episodios racistas, provocaciones con deje macarra de unos cuantos rivales y patadas más propias del fútbol de los setenta y ochenta que del de hoy, Vinicius regresó de vacaciones feliz y con la mente limpia. Hasta el partido contra el Barcelona, algo de ruido en el Pizjuán, una pequeña discusión con Zalazar en Braga y nada más. Modo zen del brasileño que sorprendió, para bien, a su entrenador y a sus propios compañeros. De ahí que haya extrañado su actitud en los dos últimos partidos.

En lo que llevamos de temporada, Vinicius está sufriendo cosquillas si comparamos los marcajes del año pasado a este. Tampoco ha habido ningún defensa que le haya practicado ese otro fútbol que en bastantes ocasiones ha cruzado líneas rojas. Normalidad, como tónica general, con sus pequeños encontronazos, como es habitual en el fútbol de élite. Esto no es Disneylandia, tampoco nos equivoquemos. Por eso, el comportamiento de Vinicius ante el Barcelona y el Rayo se ha quedado con poca defensa. En esta ocasión, él ha sido más culpable que víctima y por ese camino el que más a perder va a ser el propio futbolista.

«Que Vini tiene que mejorar su actitud en algunas circunstancias, puede que sí, pero ha mejorado muchísimo y seguirá mejorando. En los últimos dos partidos es cierto que él se ha descolocado, pero su actitud ha mejorado mucho comparado con años pasados», explica Ancelotti. «Nosotros hemos hablado mucho con Vinicius. Él es el tipo de jugador que siente más provocaciones que cualquier otro por su manera de jugar. Genera frustración en los rivales. Le hemos dicho que se enfoque en jugar, y poquito a poco está cambiando. Es inevitable que de vez en cuando entre en un altercado. Si Puyol le quiere decir cosas para motivarle, perfecto, pero aquí está cuidado. Le tratamos bien y le ayudamos para que se enfoque en el partido, que es lo importante», reflexiona Nacho.

El capitán blanco reconoce que en el vestuario se hace terapia con Vini. Sus compañeros no son ciegos y son los primeros en darse cuenta que salir en la foto de todos los piques no es lo que le conviene al brasileño. Vini ha estado un mes fuera por una lesión muscular y, de momento, sus números están muy lejos de los del año pasado. Solo tres goles, cuando a estas alturas del año pasado llevaba diez. Contra el Rayo, Ratiu, que el año pasado jugaba en Segunda, en el Huesca, y es habitual suplente en el equipo vallecano, le llegó incluso a ganar en velocidad. Si Vini quiere crecer y volver a ser ese jugador determinante que es, lo último que le interesa es estar en todos los fuegos.

«Tenemos que ser pacientes. Hay momentos que un delantero la toca y la mete, y en otros dispara muchas veces y no eres efectivo. Este momento va a pasar, como le ha pasado a todos los delanteros», razona Ancelotti. «Este año hemos cambiado bastante la manera de jugar. El sistema es diferente, pero Rodrygo y Vinicius van a meter muchos goles, seguro. Y no solo eso, sino todo lo que van a generar para el equipo», explica Nacho.

Ambos brasileños son los dos jugadores más perjudicados por el nuevo sistema, implementado por Ancelotti para sacar una versión premium de Bellingham, pero es innegable que Vini y Rodry no son los mismos jugando por el centro que por las bandas. La ausencia de Benzema tampoco les ayuda. El francés atraía defensores y generaba preocupaciones, pero no es suficiente excusa para que entre '11' y '7' lleven solo cinco goles a esta alturas.

Esta noche, ante el Sporting de Braga (21.00 horas, Movistar Liga de Campeones), con la clasificación matemática en juego, tienen una nueva oportunidad de empezar a recordar a sus mejores versiones.