Tres palos y dos penaltis salvan al Real Madrid en Anoeta

Hay empates a cero que son más divertidos que una montaña rusa. Eso fue la primera mitad de Anoeta. Un carrusel de llegadas a ambas áreas y de ocasiones sin el premio del gol. A los puntos, quizás mereció más la Real, así que al descanso la gente se tomaba el bocadillo con una sonrisa. Había plan de ocio de los buenos en una noche ya otoñal en San Sebastián.

Ancelotti jugó al despiste en la previa señalando un hueco en el once para Brahim o Güler. Nariz de Pinocho para Carletto. Ambos al campo desde el inicio, aunque para el internacional marroquí el partido duró lo mismo que el calentamiento, 25 minutos. Lesión muscular en la parte superior de su muslo derecho. Otro inquilino para la enfermería del Madrid. Overbooking.

Se fastidió curiosamente en la mejor oportunidad del Madrid. En el 18, conducción de Brahim y pase a la carrera de Mbappé que, primero, encargó una cintura nueva para Javi López, y, después, consumado el recorte, su golpeo con la izquierda lo escupió las piernas de Remiro. Acción de mérito del portero realista que repitió minutos después en una falta lateral botada por Modric y rematada por Rudiger. Mano dura abajo del guardameta para mantener el cero en su portería.

Entre medias, Sucic hizo temblar, literalmente, la portería de Courtois. Un error de Rudiger en la salida de balón convertido en regalo para el mediocentro croata. Su zapatazo con la izquierda se estrelló en la cruceta de Thibaut, que solo pudo acompañar con su mirada la trayectoria del disparo.

Sí que se estiró el belga en la segunda madera de la Real Sociedad. Esta vez de Becker, en otra 'jaimitada' del Madrid en campo propio. Esta vez fue Mendy el que le puso el lazo al balón, pero el disparo del surinamés encontró en el larguero la suerte del campeón.

Los graves errores del Madrid en la salida de balón le debieron dar celos a Remiro, que se sumó a la fiesta en la prolongación, pero ni Vinicius ni Güler aprovecharon la ventaja posicional y numérica. Discreta primera mitad del brasileño, en su línea habitual de este inicio de temporada. Como contrapeso, prometedor repertorio de Mbappé, el más activo del ataque blanco. Línea ascendente, como la bolsa americana. Ponderar.

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A los veinte segundos de la reanudación, la Real completó el triplete de palos y enterró sus opciones de victoria. Es imposible ganarle al Madrid echando tantos balones a la madera. De nuevo fue Sucic, con un golpeo con el interior de su pie izquierdo desde dentro del área. Giró demasiado el tobillo, sabedor de la envergadura de Courtois. Era cuestión de tiempo que el Madrid penalizara la falta de puntería de su rival.

En el 51, avisó Militao en un córner botado por Modric. Remate de cabeza a las manos de Remiro. En el 57, paradón de Sergio Gómez para detener un zurdazo de Güler que iba camino de la escuadra. Imprudencia sin guantes que puso cuesta abajo el partido para los blancos. El penalti lo anotó Vinicius. Disparo a la derecha de Remiro, no muy ajustado, pero sí lo suficiente para que la mano del portero donostiarra no detuviera el lanzamiento. El brasileño, picado con la grada enemiga, como de costumbre, lo celebró con la mano a la oreja primero y el dedo índice a la boca después. Un 'déjà vu' de Raúl en el Camp Nou.

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En el 75, el segundo penalti, esta vez pitado por el VAR. Aramburu pisó a Vinicius en una internada del brasileño por banda izquierda, pero Martinez Munuera necesitó de Hernández Hernández para señalar los once metros. Esta vez fue Mbappé el que mandó a la red el balón. Tercer gol en Liga del francés y primera victoria del Madrid lejos del Bernabéu. Con más acierto que fútbol. Con más flor que justicia. También vale.