La semana más tensa, el miedo de Bellingham y la lección de Llopis a Lunin: así eliminó el Madrid al City el año pasado

Espina sacada tras la épica remontada del Madrid en 2022, con aquellos dos goles milagrosos de Rodrygo. Cuentas pendientes de este clásico moderno de Europa, en el que el pasado año le tocaba facturar a los blancos. «Nos lo hizo pasar muy mal en 2023 y teníamos ganas de revancha. Al partido en el Etihad salimos muy motivados, pensando lo que había sucedido doce meses atrás», revela Nacho en la docuserie 'Como no te voy a querer', que repasa la mágica temporada 2023-24 del Real Madrid y que hoy se estrena en Amazon Prime.

«Si te digo la verdad, tras el sorteo pensamos 'qué putada, otra vez el City'», confiesa Davide Ancelotti. «Madre mía, todos comentando que nos había tocado de nuevo el City. Había fantasmas por Valdebebas», se sincera Joselu. «Es que es un equipo que consigue desquiciar al rival», añade.

El City, por irregular que esté siendo esta temporada y las numerosas bajas que ha tenido, no deja de ser el City. Un equipo construido para someter al rival hasta agotarlo física y emocionalmente, y hay muy pocos equipos que puedan contrarrestar sus fortalezas y llevarlo a la lona. Uno de esos pocos equipos es el Real Madrid. Lo demostró en 2022 y en 2024, donde en el partido de vuelta en el Etihad dejó un ejercicio de resiliencia jamás visto en la historia del club blanco. Lo hizo con un plan de partido preestablecido desde el 3-3 de la ida. Había que marcar primero y hacer el encuentro lo más largo posible, pero una cosa era la pizarra y otra la hierba.

El Madrid se adelantó con un gol de Rodrygo en el minuto 12 y logró aguantar la ventaja hasta el empate en el 76 de Kevin de Bruyne, pero tanto antes como después del gol del belga, incluida la prórroga, tuvo que realizar el desempeño defensivo más sobresaliente de su historia: «Igual fue peor marcar tan pronto. Los activó a ellos para que jugaran el doble», recuerda Valverde. «De la ida a la vuelta fue la semana más tensa y diferente de toda la temporada. Mucho entrenamiento táctico, mucho vídeo…», recuerda Joselu.

Entre tiempo reglamentario y prórroga, el City realizó casi mil pases (920) con un 91% de precisión, tuvo un 68% de posesión del balón, sacó 18 saques de esquina y disparó 42 veces, 33 de ellas a portería. «Llegamos a la prórroga agotados», confiesa Rodrygo. «Este tipo de partidos te revienta», dice Lunin. «Yo tenía miedo», asegura Llopis. «No disfruté en ningún momento. Solo sufría. Dolían las piernas, la cabeza y ya uno no tenía lucidez para pensar», detalla Valverde. «En su estadio, llega un momento en el que ellos te cogen por el cuello y tienes que sobrevivir», asegura Davide Ancelotti.

Y eso hizo el Madrid. Sobrevivir y llegar a la tanda de penaltis, donde Lunin emergió como héroe inesperado. Empezó marcando Julián Álvarez y Modric erró el primer lanzamiento blanco. De la rabia que le dio, mandó el balón a la grada de un voleón. Detalle menor, o no. Entre el lanzamiento del croata y el de Bernardo Silva pasó mucho más tiempo de lo habitual por culpa de esa pelota perdida en la grada norte del Etihad. «A lo mejor eso le desconcentró», recuerda el croata.

Quizás fue así, pero el gran mérito del fallo del portugués estuvo en Llopis y Lunin. Dos meses antes, en Vallecas, Raúl de Tomás le lanzó un penalti al ucraniano. Estaba previsto que de ser así, Lunin debía quedarse quieto en el centro, pero Lunin no le hizo caso a Llopis. RDT lanzó al medio y el portero blanco se fue hacia su izquierda. Lección aprendida en el Etihad: «Cuando empezó la tanda le dije, 'acuérdate de Vallecas. Quédate quieto y no te muevas con Bernardo. No te muevas. No puedes hacer otra cosa...'».

Lunin tampoco las tenía todas consigo, pero en esta ocasión obedeció al entrenador de porteros. Bingo. Bernardo lanzó flojito, a media altura y al centro, y Lunin lo detuvo con suma facilidad. Ahí la tanda de penaltis giró 90 grados y, tras el lanzamiento de Lucas, lo hizo 180 con la segunda parada del ucraniano, esta vez a Kovacic. Rüdiger, desde el centro del campo, le hizo un gesto con la mano para que se lanzara a la derecha de la portería. Otra vez bingo.

Luego llegó Bellingham, y no falló. Ese penalti era mucho más que acercar al Madrid a semifinales: «Me preparé mentalmente durante 20 minutos para poder lanzarlo. Estaba muerto de miedo, pero fue un buen modo de demostrar que era un jugador digno de estar en el Madrid».

Los dos últimos lanzamientos, en manos de los centrales. Marcó Nacho y la gloria final fue para Rüdiger, que había vuelto a completar una eliminatoria completa contra Haaland sin que el noruego viese portería: «Estaba muy feliz porque si recuerdas lo que había pasado el año pasado… Me sentí liberado con ese último penalti. Fue especial».

«Yo estaba muy tranquilo. Nunca he perdido una tanda de penaltis con el Madrid», confiesa Kroos, que vio la tanda desde el banquillo. No le falta razón al alemán. Desde las semifinales de Champions de 2012, contra el Bayern, los blancos ganaron las tres que habían disputado. Final de Champions en Milán en 2016, final de la Supercopa de España en Yeda en 2020 y semifinales de esa misma competición en 2023. Ante el City, llegó la cuarta consecutiva. Así eliminó el Madrid a los ingleses la pasada temporada