El Real Madrid no falla en Aranda

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Javier Asprón

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Ambiente de jornada grande en Aranda de Duero, impregnada hasta el tuétano del ambiente copero y feliz de vivir la experiencia que todas las ciudades y pueblos con equipos modestos ansían. La visita del Madrid era el mejor regalo de Reyes posible para un equipo que se encamina peligrosamente hacia la Tercera RFEF, con solo dos victorias en toda la temporada. Querían disfrutarlo al máximo. Y soñarlo. También su gente, agarrada al tan manido «sí, se puede» con el que se suelen perseguir proezas imposibles.

La noche también fue especial para Arda Guler, que al fin debutó con el Madrid. Lo hizo de titular, 184 días después de anunciarse su fichaje. Seis meses exactos. Al turco le sobraban ganas, y lo demostró desde el primer minuto. Se movió por todo el campo, dejándose ver, intentándolo. Suyo fueron los dos mejores disparos del primer periodo: un lanzamiento de falta milimétrico que se estrelló en el palo derecho de la portería de Adrián Álvarez y otra derecha bocajarro despejada por el guardameta local. Se adivina tanto talento como fragilidad en las piernas del joven futbolista turco, que aguantó sesenta minutos en el campo, y ya se le hicieron largos.

Las ganas de la Arandina no impidieron que el primer acto en El Montecillo fuese un monólogo blanco. Empezó ágil el Madrid, con Camavinga convertido en mariscal en su reaparición tras mes y medio en el dique seco, pero luego el ímpetu de los locales trabó el partido. Lo convirtió en una interrupción constante de la que costaba salir. Apenas hubo nada más en ataque, salvo un contraataque mal resuelto por Nico Paz y un disparo de Joselu al lateral de la red.

El Madrid comprendió que debía armarse de paciencia. Confiar en el desgaste físico del segundo acto para encontrar los huecos que no terminaban de aparecer. No tardó demasiado. En la reanudación se destapó la mejor versión de Brahim, el verdadero artífice del cambio de guión del partido. El malagueño provocó el penalti con el que Joselu adelantó al Madrid, y un minuto después él mismo amplió la ventaja con un disparo colocado desde dentro del área.

La renta parecía más que suficiente para no forzar más la máquina, teniendo en cuenta que en nada el Madrid afronta el viaje de ida a Arabia para disputar la Supercopa. Tampoco la Arandina ofrecía argumentos para una remontada heroica. La última media hora, en fin, ofreció poco, salvo un final un tanto loco en el que Rodrygo anotó el tercero del Madrid y Nacho, en propia puerta, le dio la única alegría a los locales. La gente se quedó sin ver a Bellingham, Modric o Rudiger.