Esbozos y rasguños
Podría ser peor
«Al Madrid lo rescató de la mediocridad un Vinicius empeñado en remar a contracorriente en Mestalla»
Los ciegos y el elefante
Ancelotti y Bellingham, al final del polémico Valencia - Real Madrid
Igor. En 'El jovencito Frankenstein', obra maestra de Mel Brooks, hay una escena en la que el entrañable Marty Feldman, que da vida a Igor, le dice a Gene Wilder: «Podría ser peor, podría llover». Y justo en ese preciso instante rompe a diluviar sobre ... ellos, que se quedan aguantando el chaparrón, mirándose de reojo, resignados. En Mestalla ocurrió lo mismo, varias veces: cuando pensábamos al descanso que este partido no podía soportar más épica, tensión y drama, pensé: «por lo menos no está lloviendo».
Pues bien, la segunda parte arrancó con tremenda lluvia monzónica de viento racheados, de las que le hablaba Forrest Gump a Jenny desde Vietnam, que ya duró el resto del encuentro. Y cuando pensábamos que el final tampoco podía ser más bronco y desagradable, hubo una lesión enmudecedora del pobre Diakhaby, un penalti pitado y luego anulado a Hugo Duro, una decisión incomprensible de Gil Manzano, una expulsión a Jude Bellingham, una tangana y un descuento eterno. La vida siempre tan empeñada en imitar al arte.
Vinicius. Al Madrid lo rescató de la mediocridad un Vinicius empeñado en remar a contracorriente en Mestalla. Vinicius está marcado por un triple pecado original: es bueno, sonríe y juega en el Real Madrid. Las tres posibilidades juntas no se pueden aceptar. Puedes ser bueno y jugar en el Real Madrid, pero entonces has de mostrarte taciturno, agachar la cabeza cual monje trapense y nunca parecer demasiado feliz para no ser considerado un chulo piscinas de tendencias provocadoras. Puedes sonreír y jugar en el Real Madrid, siempre y cuando seas un poco paquete, porque entonces no supones una amenaza y no molestas a nadie, salvo a los propios aficionados del Real Madrid. Y puedes sonreír y ser muy bueno, aunque jamás jugando en el Real Madrid, por supuesto. Pero las tres opciones al mismo tiempo es algo del todo inadmisible.
Y sí. Vinicius se confunde, y no pocas veces, como tantos otros jugadores. Es impetuoso e impulsivo. Entra él solo en bucle y ve desafiantes gigantes donde tan solo hay inofensivos molinos de viento. Ancelotti le ha llamado la atención más de una vez. Pero el italiano sabe que Vinicius, como el escorpión, no puede luchar contra su naturaleza. No puedes pedir a un encarador nato que no se encare. No puedes pedirle al Demonio de Tasmania que no te pise lo fregado. Habrá algún día que sepa elegir mejor sus batallas, del mismo modo que aprendió a finalizar las jugadas. Pero no será hoy. Ni mañana. Ni pasado.
El Madrid más Swiftie. A este Real Madrid le han hecho más daño sus ex que a Taylor Swift. No me extraña que sus caminos se vayan a cruzar dentro de poco. Este sábado Hugo Duro volvió a marcar de nuevo al Real Madrid. Y el excanterano Peter Federico, recién llegado a Valencia directito de Valdebebas, casi gana el partido (¡dos veces!) durante el descuento. Un caso digno de estudio.
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