¿Qué le pasa a Benzema?: un nuevo ecosistema familiar, cambios nutricionales y el desazón de Qatar

Esto supuso el fin de su rutinaria y pacífica convivencia con Cloe -la madre de Mélia y Nouri, hijos fruto de su exrelación con esta enfermera gala-, y Cora Gauthier, la modelo francesa madre de Ibrahim, su retoño mediano. Un puzzle sentimental en el que todas las piezas se respetaban, cuidaban y amaban, pero que cambió con la irrupción de Jordan y su embarazo. Aquella paz interior en la que edificó Benzema su mejor fútbol ya no es tal y, como le pasaría a cualquier ser humano, eso le está afectando en su día a día y en su rendimiento profesional.

Desde 2018 y hasta el pasado verano, Benzema se movió en el entorno más tranquilo y relajado de su carrera. Vida familiar modélica, feliz convivencia bajo el mismo techo con sus hijos y una rutina profesional cuidada con celo. Todo fluía. Su cabeza solo tenía que preocuparse de entrenar y jugar al fútbol, pero todos estos cambios familiares han hecho mella en su armonía vital. Solo hay que apreciar el lenguaje gestual de Karim, no solo de ahora sino desde el inicio de la temporada. Tuerce el morro, se enfada consigo mismo y sonríe menos de lo habitual. No parece su momento más feliz.

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Su cabeza también es una montaña rusa por lo sucedido con Francia. Benzema estaba ante su última oportunidad de jugar y ganar un Mundial, pero no fue así. El desaire de Deschamps, tras la lesión que sufrió durante los días previos al torneo, en el que le invitaba a abandonar la concentración, como adelantó este periódico, le hizo daño. No se esperaba una puñalada así tras cinco años de ausencia por el caso Valbuena, castigo que ya habían dejado atrás todas las partes. O eso creyó.

Otra de las mejoras en la vida de Benzema fue poner sus hábitos nutricionales en manos de profesionales de la materia, lo que le ayudó a cincelar un cuerpo cercano a la perfección. Bienestar en su organismo gracias, entre otras cosas, a un control exhaustivo de parámetros decisivos en un deportista de élite, como la glucosa. En su caso concreto, el azúcar mal ingerido, en calidad y cantidad, le pasa factura a las articulaciones.

Hasta 2018, Karim abusaba de una alimentación inadecuada para su tipo de profesión. Desde entonces, mide hasta los centilitros y la calidad del agua que ingiere, pero desde que vive con Jordan se ha deshecho de la ayuda profesional en esta materia. Medida que, también, le está pasando factura a su cuerpo, que ya ha sufrido cuatro lesiones musculares esta temporada.

Su rutina de trabajo se mantiene intacta, con entrenamientos vespertinos más allá de su trabajo diario en Valdebebas, pero esta carga física no le está salvando de una temporada discreta. Comparada con la pasada, a estas alturas Benzema sumaba el 95% del total de los minutos jugados, había anotado 24 goles y había repartido nueve asistencias. En este curso, solo ha jugado el 60% de los minutos y suma 18 dianas y cinco asistencias. No son malos números, ni mucho menos, pero no son suficientes para el actual Balón de Oro y futbolista franquicia del equipo. A su favor, que llegan los meses de la verdad y, si centra el tiro, aún tiene temporada por delante para volver a ser el protagonista de un Madrid que echa de menos la versión top de Karim.