Un niño clasifica al Madrid para semifinales de la Copa

Ancelotti tiró en Butarque de la unidad B. Minutos para Güler, Brahim, Endrick, Modric y, claro, Lunin, portero titular de la Copa hasta que se demuestre lo contrario. Y minutos también para la cantera, con Asencio y Jacobo Ramón como centrales, pero cuesta imaginar que ambos repitan el sábado en el derbi y el martes en el Etihad.

Con Asencio no había dudas. Ha demostrado en estos tres meses, desde que Militao se volviera a romper la rondilla, que tiene hechuras para ser defensas en el primer equipo. Con Jacobo habrá que esperar. El chaval se ha pasado la mitad de la temporada lesionado y era su primer partido con los adultos, pero si quiere ser jugador del Madrid debe subir el nivel. Un tanto blandito en los duelos, con poca jerarquía en el juego aéreo y algo sobrepasado por el contexto del partido. Estaba por delante de Asencio en las preferencias de Ancelotti, pero es evidente que a Carletto el don de la cantera no se lo dio la vida. No se puede ser perfecto.

Estuvo brillante Lunin, con dos paradas iniciales a Diego García y Óscar Rodríguez que sostuvieron el 0-0 hasta que el Madrid se quitó el frío y la pereza de encima. Eso fue a partir del minuto 15, cuando de nuevo Diego García le ganó un salto a Jacobo y obligó a Ancelotti a tirar de una nueva dosis de caramelos masticables.

Al despertar blanco ayudó la torrija del Leganés por la zona central de su defensa. Por ahí llegaron los tantos de Modric y Endrick. En el 17, una jugada de Rodrygo acabó en asistencia a Luka, solo en la frontal del área. Control algo largo del croata solucionado con un recurso de crack, Punterazo para impactar el balón antes de que Nastasic, que no suele hacer prisioneros, se lo llevara por delante. Se puede ser 'viejo' para muchas cosas, pero no para tener miedo.

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El 0-2 llegó siete minutos después, en el 25. Combinación entre Endrick y Rodrygo que acaba en un pase de gol involuntario de Tapia al '16'. Tercer gol del ariete brasileño en la Copa, el que más del Madrid.

Con dos goles de desventaja y con un Valencia-Leganés el domingo, que es como una final de Champions para los pepineros, lo normal hubiera sido que el equipo de Borja González se dejara llevar, pero no fue así. Tiene orgullo el equipo madrileño y no se había metido en cuartos de Copa para regalar una eliminatoria a partido único en su estadio. Aunque delante estuviera el Madrid.

Y bajo ese ímpetu llegó el 1-2 antes del descanso. Desajuste defensivo de Valverde y Asencio, y la ayuda de Jacobo acaba en una clara mano para taponar el disparo de Cruz. El propio argentino se encargó de poner el penalti en la red. Había eliminatoria. Y tanto que había.

Ancelotti dejó en el vestuario a Rodrygo y puso en el campo a Vinicius. El plan era claro, una parte para cada uno, pero lo que no estaba dentro del plan es que el Madrid desperdiciara un 0-2. En el 59, otra vez Cruz, una pesadilla para Valverde, cocinó el segundo del Leganés. El de Quilmes empezó la jugada por banda derecha y la acabó casi en la izquierda con un disparo con su pierna derecha. Golpeo que rebotó en el gemelo de Mendy, cambiando la trayectoria, y acabó entrando a cámara lenta en la red de Lunin. Estatua y cara de resignación del ucraniano.

Con el 2-2 el Madrid ya no podía seguir mamoneando. A lomos de Vinicius encontró varias ocasiones y dos de ellas acabaron en la madera. Una del mismo brasileño y otra de Brahim. También la tuvieron Tchouaméni, Valverde y Ceballos. Agua. Tuvo que ser un canterano el que solucionara la papeleta y abortara el conato de pepinazo en Butarque. Un niño mete al Madrid en semifinales de la Copa.