Militao y Pulido Santana tumban al Madrid en Anoeta

Cómo de mal estará Eden y le verá Ancelotti, para que Mariano, un jugador que antepone su estatus de vida en Madrid a su crecimiento profesional y un futbolista que empeora cada jugada que pasa por sus pies, le adelante en el orden de preferencias. 59 minutos invisibles del hispano-dominicano

Quince millones netos por temporada, sesenta en total hasta el momento. Le queda un año más. Su mejor aportación sería renunciar y marcharse. No lo hará, como tampoco lo hicieron Bale o Isco, ni lo ha hecho Mariano. Señores como Zidane son la excepción del gremio más alejado a la vida real, con permiso de los políticos.

El Madrid salió con memoria en San Sebastián. El esperpento de Montilivi y los dos goles encajados ante el Almería, recuerdos frescos que exigían la versión más solidaria, agresiva y comprometida del equipo. Así fue hasta que un grave error de Militao tiró a la basura el trabajo de sus compañeros. Resbalón ante la presión de Sorloth y cesión desesperada a Courtois que se convirtió en asistencia a Kubo.

También Pulido Santana puso de su parte. Y mucho. El canario se sacó del bolsillo una doble amarilla de risa para Carvajal. La primera, en el 53, por pedir cartulina para Oyarzabal, tras agarrarle insistentemente y cortar un avance prometedor del lateral. Lo hizo sin aspaviento alguno. Protestilla de niño bueno. Dio igual. Amonestado. La segunda, en el 61, por cortar un pase, de manera limpia, en un balón dividido. No era ni falta.

El lateral se marchó al vestuario aplaudiendo al cuarto árbitro y con Chendo tapándole la boca para evitar una sanción mayor. Una vez allí, cogió su móvil y publicó en Instagram el popular emoticono que llora de la risa. Carvajal es el único futbolista del Madrid que suele decirle al árbitro lo que hay que decirle, cuándo hay que decírselo. Eso que otros clubes manejan a la perfección y se le permite con manga ancha. No al Madrid.

Antes de que Militao y el colegiado se cargaran el partido, se vio un combate igualado. Tchouaméni y Militao comprobaron pronto que la siesta le había sentando bien a Remiro. Disparo seco del francés y cabezazo imponente del brasileño. Manos duras, en ambos casos, como respuesta.

Courtois también estaba presente en Anoeta. Buen pie izquierdo a disparo de Silva, sin oposición en área grande tras una buena jugada individual de Sorloth. Zubimendi la puso con la punta de su bota izquierda en el larguero, tras un córner del canario que peinó el noruego en el primer palo. Ejecución complicada por la altura del balón. Parecía más fácil de lo que realmente era.

Tras el descanso, la desafortunada acción de Militao y la roja de Carvajal subieron la temperatura de Anoeta, que tuvo tiempo de sobra por delante para saborear una victoria que le deja con pie y medio en la próxima Champions. Qué merito tiene el equipo de Imanol y qué bien trabajada está la Real Sociedad. Se ha ganado desde la humildad y el buen gusto por el juego ofensivo el respeto del mundo del fútbol.

En el 85, Barrenetxea redondeó la victoria con el segundo, en un disparo ajustado al palo derecho de Courtois. El Madrid ya estaba con la mente en Sevilla, mientras Pulido Santana remataba su mal arbitraje con un carrusel de amarillas a cada protesta blanca y un cara a cara con Rodrygo fuera de lugar, insólito en un colegiado. Solo le faltó tirarse al suelo, como hiciera hace 25 años Prados Roa. El Madrid perdió justamente en Anoeta y el arbitraje español tiene un problema muy serio. Es compatible