Mbappé despierta la bestia que lleva dentro

A las puertas del Blue Monday, el día más triste del año, Mbappé se marcó su partido más feliz como madridista. El francés llevaba varias semanas dando señales de ser el Mbappé por el que Florentino estuvo detrás siete años. Había tocado fondo en Bilbao, pero como les ocurre a las empresas de calidad que cotizan en Bolsa, se rehízo al alza y está en subida libre. Dos goles, otro anulado (injustamente) un palo y una exhibición para ganarse por fin el trono del Madrid.

Como en tantos otros partidos, Lucas volvió a salir en la foto del gol rival. A los 26 segundos, una jugada de Moleiro, descargada hacia la derecha por Fabio Silva, la finalizó el propio delantero amarillo tras un gran centro de Sandro. Lo hizo en un remate fácil, a un metro de la raya de gol, a la espalda de Lucas.

El gallego, que como ante el Celta, recibió pitidos, cambió los reproches de la grada por aplausos. De medio campo hacia atrás es lo que es y él no tiene la culpa. Es un extremo haciendo de Carvajal porque no hay un '2' suplente en la plantilla, pero cuando cruza la divisoria suele ser un elemento peligroso. El pase del 2-1 a Brahim es suyo. Gol con perdón del malagueño, que justo después del 0-1 había fallado un gol cantado a puerta vacía.

Antes había empatado Mbappé. Diana desde los once metros tras una clara zancadilla de Sandro a Rodrygo. El francés cogió inmediatamente la pelota y se marchó al punto de penalti, donde recibió un abrazo de Bellingham y el cariño de Lucas. Falló en Anfield y en San Mamés, pero no esta vez. Disparo a la izquierda de Cillessen, que se tiró a su derecha. Herida cicatrizada.

Ancelotti celebró con rabia el empate, como lo hizo también en el 2-1. Había tensión acumulada y era el momento de sacarla fuera. En el 36, Rodrygo, brillante por la izquierda, su posición ideal, combinó con Mbappé que, de primeras, disparo con la derecha a la escuadra de Cillessen. Golpeo complicadísimo de dentro hacia afuera, imposible para el neerlandés. Son 12 goles ya en Liga, 18 en total. A Mbappé se le empiezan a caer los goles de los bolsillos. Peligro.

El hat-trick de Mbappé en 24 minutos llegó en el 42, pero el debutante Quintero González tenía ganas de mambo. Llamado por el VAR, anuló el tanto por un fuera de juego previo del francés. Estaba ligeramente adelantado cuando Herzog despejó el balón con su cabeza, pero ni siquiera hizo ademán de disputar el salto. 'Corrupción en la Federación' cantaba el Bernabéu ante una decisión inexplicable.

Polémica que no tapó una primera mitad monstruosa de Kylian. Rápido, potente, vertical, asociativo y en modo líder. Su encuentro más valioso, no solo por el impacto que tuvo en el resultado, sino por todo lo bueno que supone para él, y para el equipo, un partido así.

La segunda mitad solo tenía dos acicates. Saber las ganas, y las fuerzas, que tenía el Madrid de hacer más goles y ver, 1 año y un mes después, a Alaba. En ambos casos, pulgar hacia arriba. Y ovación para el austríaco. Fichaje de invierno.

Rodrygo hizo el cuarto en el 57, en otra jugada con influencia de Mbappé. El francés combinó con Fran García y el canterano la puso atrás para que Rodrygo la empujara a la red. Lo hizo gracias al amague de Kylian, que hizo una inteligente y generosa lectura, entendiendo que el brasileño tenía mejor posición de disparo.

Ya con un jugador más, por una roja directa a Benito, hizo dos tantos más el Madrid. Uno de Bellingham y otro de Valverde, ambos anulados por fuera de juego. El de Jude por situación ilegal de Rudiger en la acción previa. Eso sí que fue una injerencia en la jugada. No toca la pelota el alemán, pero claramente disputó el salto.

4-1, dos de ventaja sobre el Atlético y siete por encima del Barça. Happy Blue Monday para el Madrid de Mbappé.