Lunin y Brahim despiertan a Vinicius y el Madrid ya está en octavos

En 19 ocasiones, el Madrid pasó en primera posición y en 12, como segundo de grupo. Dentro de tres semanas, si vence o empata al Nápoles en el Santiago Bernabéu, será su clasificación número 20 como líder de grupo, con toda la ganancia que ello conlleva en el sorteo. Datos inapelables, como lo son sus 14 orejonas y la epopeya de la última. Lo que nadie va a recordar es la Kings League de Piqué, pseudofútbol de tachón y típex.

El encuentro comenzó con una protesta de la grada fans, el sector de animación ubicado en el fondo sur, hasta 2013 zona acotada en exclusiva para Ultras Sur. La polémica de hace dos semanas en Braga, donde radicales del equipo blanco viajaron, con o sin entrada, y se mezclaron con los más de mil aficionados blancos desplazados a tierras lusas, ha generado enfado e indignación entre los miembros de este núcleo de aficionados. Pancarta con el lema 'Fuera violentos de los estadios' y cinco minutos en silencio, sentados en sus butacas sin animar.

El once de Carletto tuvo dos grandes novedades. Bueno, tres, si contamos la suplencia de Bellingham. Brahim y Lunin, titulares. El ucraniano, por lesión en el calentamiento de Kepa, le dio al grifo del agua caliente para no entrar en frío. La primera pelota que tocó, en el minuto 2, fue para regatear en área pequeña a Bruma. La segunda, en el 5, para detenerle a Djaló un penalti. La infracción la cometió Lucas, cándido en un agarrón a Borja. La pelea por lanzar la pena máxima entre el atacante español, Fonte y Zalazar, comodín para Lunin. 0-1 interruptus.

La incursión en el once de Brahim, la segunda de la temporada, la primera en Europa. Ante la Unión Deportiva Las Palmas, en Liga, se estrenó con gol. Este miércoles hizo lo mismo. En el 27, pase al espacio de Mendy, ruptura de Rodrygo, espalda desnuda de su marca, carrera hasta línea de fondo y pase atrás para que el malagueño empalase a la red. 1-0.

Brahim ya había celebrado quince minutos antes, pero su gol estaba bien anulado por falta previa de Vinicius en la disputa del balón. También antes, Lucas repitió jaimitada en una ingenua cesión con la cabeza. Regalo para Bruma, que sentó a Rudiger con una bicicleta, y justo antes de disparar fue atropellado por el gallego. Si pita penalti, injusto no hubiera sido.

De Vinicius, bastante más que ante el Rayo, y el Barça. No está en su pico de forma, no tiene aún esa chispa de velocidad que despega las pegatinas del suelo y, en ocasiones, abusa de los centros con el exterior, pero es innegable su entrega, talento y fe. En la primera mitad dejó una espaldinha, canapé del festín que vendría tras el descanso.

Fueron seis minutos de champán descorchado. En el 55, Vini le regaló el segundo a Brahim, pero el remate del andaluz se estrelló en Matheus, rápido a la hora de achicar. En el 58, el brasileño sí que hizo el 2-0. Centro de Lucas, control, recorte y disparo cruzado de Vini. En el 61, picadita de Rodrygo para el 3-0, asistido por su compatriota.

Vini se besaba el escudo y Goes se iba a abrazar con Ancelotti. Educados y agradecidos. En esto, también son diferentes estos brasileños a los de antes.

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Con la goleada en el bolsillo y la clasificación cerrada con llave, el público empezó a ronronear. Había ganas de ver debutar a Arda Guler, fichaje inesperado del verano, coleccionista de highlights en los entrenamientos. Ancelotti decidió que anoche, tampoco. Dos convocatorias, de momento, sin el premio del día uno. Toca seguir esperando.

Quien sí se estrenó fue Nico Paz, el mediocentro hispano-argentino del Castilla, una de las perlas de la cantera. Día especial para el chaval, destinado a ocupar uno de los huecos que más pronto que tarde van a dejar Modric y Kroos. Dos leyendas de un equipo inagotable en Europa. Otra vez entre los 16 mejores.