Lucas-Tchouaméni, el agujero que puede arruinar la temporada del Madrid

Florentino presenció la masacre desde el palco, con Louzán en medio de él y de Laporta. Fue el segundo petardazo de la temporada ante el Barça, y eso pasa factura. Parcial de 2-9 y pitada al propio presidente cuando su imagen apareció en los videomarcadores poco antes de acabar la final. Los madridistas mostraban así su enfado y los hinchas culés, bastantes más de los que a priori se preveían, aprovechaban para burlarse.

La temporada en la que el Madrid ficha por fin a Mbappé, justo tras un nuevo doblete de Liga y Champions (el segundo en los últimos tres años), mientras el Barça continuaba desangrándose en lo deportivo y en lo institucional, resulta que nada es lo que se pensaba que iba a ser. Ahora mismo, pese a la mejoría del Madrid en los dos últimos meses y la ventaja de cinco puntos en Liga respecto al Barça, la sensación es que los blancos lo van a tener muy complicado para ganar alguno de los tres grandes títulos, y que los de Flick se han ganado el derecho a soñar a lo grande.

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Javier Aznar

El adiós de Kroos en verano fue el primer problema con el que se dio de bruces Ancelotti. Seis meses después, no lo ha solucionado, ni lo va a hacer hasta que el Madrid encuentre un jugador con unas características similares a las del alemán. No es sencillo, claro. Kroos era Kroos. Vitinha, Rodri y Zubimendi son, probablemente, los tres jugadores que ahora mismo más se acercan a las prestaciones del germano, pero ninguno sería un fichaje sencillo. El portugués ni siquiera está en la agenda del Madrid y, además, juega en el PSG, con todo lo que ello conlleva. El actual Balón de Oro se recupera de una lesión en el cruzado, es un misterio cómo volverá y, encima, tiene contrato con el City hasta 2026. El jugador de la Real Sociedad sería el más accesible, pero probablemente también el de mayor riesgo. La camiseta del Madrid pesa, y mucho. Que se lo digan a Illarramendi y Odriozola.

El problema es que el problema de Kroos ya no es el más importante. Y eso es grave. Mucho. El Madrid tiene un agujero sin Toni, pero con Camavinga, Valverde, Ceballos y Modric, más o menos lo está parcheando. Lo que no tiene solución, ni parche, y, seguramente, no lo va a tener hasta la próxima temporada es la zona defensiva derecha del Madrid. Sin Carvajal ni Militao, ambos descartados incluso para el súper Mundial de Clubes de este verano, el Madrid es un agujero en el lateral y en la zona diestra de los centrales.

Hay una cuota de mala suerte evidente, como la hubo la pasada temporada con las lesiones de Courtois, Militao y Alaba, pero ni el club ni el entrenador han encontrado soluciones. Y cuando lo han hecho, se han pegado un tiro en el pie.

La responsabilidad es compartida. Tanto en la posición de '2' como en la de central. La dirección deportiva decidió no suplir la marcha de Nacho y afrontar la temporada con solo dos defensas, Rudiger y Militao, a la espera del regreso de Alaba. Pero la realidad es que el austríaco, a 13 de enero, aún no ha vuelto a jugar tras trece meses de baja y cuando lo haga, que será ya en esta segunda quincena de enero, es un tiro al aire. En rendimiento y en fiabilidad.

Así que Ancelotti, arrinconado por esta errónea planificación, por fin se atrevió a poner un canterano a jugar, pero incomprensiblemente, y a pesar de haber dado la talla, se pulió a Asencio en cuanto tuvo a Tchouaméni disponible. Decisión nefasta. El francés no tiene nivel para jugar de pivote en el Madrid y tampoco lo tiene para ser central, pero Ancelotti ha elegido los galones antes que el sentido común. Cuanto más tiempo tarde en venderlo, más lejos estará de recuperar los 80 millones que pagó por él. Ni en su 'prime', Tchouaméni le mira a los ojos a Casemiro.

El asunto del lateral derecho es aún más enrevesado. Carvajal lleva años escoltado por Lucas, un extremo reconvertido a lateral que hace lo que puede. Es como si a Rudiger le pusieran de '9' cuando no estuvieran Mbappé ni Endrick. Creer que el gallego puede defender de tú a tú a bichos como Raphinha, Nico Williams o Luis Díaz, con los que se ha medido desde el K.O. de Dani, es engañarse al solitario. Mal ahí la dirección deportiva por no tener otro '2' puro en la plantilla y mal, también, Ancelotti por no explorar la cantera, como ha hecho con Asencio. De nuevo, galones antes que sentido común.

Le queda al Madrid el comodín del mercado de invierno, pero el club blanco no actúa por impulsos. Su política deportiva, guste o no, le ha funcionado en los últimos años y es inamovible. No se fichan medianías ni se hacen despilfarros. Si en lo que resta de enero, Alexander-Arnold se pone a tiro, algo que no contempla el Liverpool, se irá a por él. Y si no, se esperará al verano para firmarlo. Pero no hay más opciones. Es él o nadie. Así que hay un agujero, y gordo, y amenaza con arruinar la temporada del Madrid.