El segundo palo
Y ahora a por la decimosexta
«Y ahí el viejo Real Madrid volvió a tener clara de nuevo su tradicional línea de negocio, que consiste desde tiempos inmemoriales en encajar sin caer y golpear noqueando»
Historia por hacer
Carvajal anota el 0-1 cuando sonó el click
El Real Madrid es como ese yunque que ablanda los partidos para luego derretirlos. Se aferra a ellos como John McLane lo hace a la vida en la saga de la Jungla de cristal, «yippee-ki-yay, hijo de puta». Ya pueden tirotearlo, bombardearlo, quemarlo, ... pasarlo por encima con un camión, bañarlo en ácido sulfúrico o enterrarlo vivo en el desierto del Gobi que el Real Madrid se agarra con uñas, dientes, riñones, hígado, bazo, pulmones, cerebro y corazón a las finales como una Patella vulgata, o sea una lapa, a la roca.
El Madrid sobrevive, sufre, resiste y casi siempre acaba ablandando a su rival que, harto de sacudirlo sin que caiga, levanta los brazos para coger aire y continuar golpeando. Y ahí, justo en ese preciso instante, todo hace clic. El clic es importante porque indica el nivel adecuado de cocción. Partido al dente. ¡Todos a la mesa, que se enfría!
Correría el minuto 60 de la final de Wembley cuando, y después de sufrir más allá de lo estrictamente razonable, los madridistas sentimos que el Borussia ya estaba ablandado. Fue, como digo, un segundo, algo imperceptible, el tiempo mínimo imprescindible que se tomó el equipo alemán para seguir diseñando sobre la marcha nuevos y dolorosísimos métodos de tortura que aplicarnos. Y ahí el viejo Real Madrid volvió a tener clara de nuevo su tradicional línea de negocio, que consiste desde tiempos inmemoriales en encajar sin caer y golpear noqueando. En nueve minutos, el mejor club deportivo de la historia lo volvió a hacer.
«Estos cabrones ya ni lo celebran», dijo san Joselu Mato al final del partido. Creo que aún no somos conscientes de la dimensión de la gesta. Florentino ya tiene una Copa de Europa más que Bernabéu mientras que dos canteranos como Nacho y Carvajal acaban de alcanzar al mito Gento. Otro de La Fábrica, Lucas Vázquez, ya tiene una Champions más que Messi. El Real Madrid saca ocho Copas de Europa a su inmediato y lejano perseguidor, el Milan, y aventaja en diez al Barça.
Y esto no ha hecho más que empezar. Ahora vienen Mbappé y Endrick y quién sabe si Davies. Todos los grandes futbolistas del mundo quieren estar aquí porque saben que el Real Madrid resiste y, como El Cid en Valencia, es capaz de vencer después de muerto. Si yo fuera Flick me daría media vuelta argumentando un fuerte y repentino dolor de cabeza. Y ahora a por La Decimosexta. Yippee-ki-yay.