El segundo palo
El Bayern cayó en la trampa de marcar primero
«Con 23 minutos aún por delante, hasta Müller tuvo claro que el Real Madrid estaría en Wembley. Incluso me pareció ver a don Carlo musitando lo que siempre repetía el coronel del Equipo A, John 'Hannibal' Smith: 'Me encanta que los planes salgan bien'»
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La trampa la colocó esta vez el Real Madrid en el minuto 67. En vista de que el Bayern salía poco de su área y al catorce veces campeón de Europa le interesaba agitar el avispero, volver loco el partido y que pasasen cosas, el ... famoso ida y vuelta que convierte el Bernabéu en un torbellino, a Ancelotti se le ocurrió que lo mejor sería dejar que Kane recibiera la pelota con todo el tiempo del mundo para pensar, que le diera un pase medido a Davies y que éste, trempante por el espacio que empezaban a desnudarle, asomase la cabecita y se midiera con Rudiger, que cubría la ausencia temporal de Carvajal, que había subido al ataque, para que, controlando hacia dentro, el canadiense pudiera sacarse un chut de la manga que se colase irremisiblemente por la escuadra del imperturbable Lunin, que estaba previsto que no pudiera hacer nada para evitar lo que, por otro lado, se había planeado previamente. Y Tuchel, angelito mío, mordió con ansia el apetitoso anzuelo triple para truchas. Y, pese a que estaba avisado, Kane cayó en la trampa de recibir con todo el tiempo del mundo para pensar, mordió la manzana envenenada que se le presentaba encontrando con la mirada al Carl Lewis del Bayern, el hijo del viento se dejó tentar por Rudiger, que le flotaba adrede, controló de fuera para adentro y, efectivamente, marcó el 0-1 cavando sin saberlo su propia tumba. Y entonces, con 23 minutos aún por delante, hasta Müller tuvo claro que el Real Madrid estaría en Wembley. Incluso me pareció ver a don Carlo musitando lo que siempre repetía el coronel del Equipo A, John 'Hannibal' Smith: «Me encanta que los planes salgan bien».
El final del cuento es siempre parecido. Al campo saltó en esta ocasión un hincha del Madrid con ficha del primer equipo, san Joselu Mato Sanmartin, y todos en el templo nos pusimos a rezar su novena. En la espalda no llevaba el número 14 sino un letrerito fluorescente en el que podía leerse intermitentemente «follow me». Y ahora es cuando conviene recordar el día que Ancelotti le pidió a buen seguro a Florentino que hiciera un esfuerzo y se trajera a Kane para suplir a Benzema y a un defensa central que cubriera las bajas de Alaba y Militao, y el presidente respondió algo parecido a esto: «Digamos que tenemos a Brahim y a Lucas y a Nacho». Pues hagamos eso. Digámoslo bien alto y con orgullo: el Real Madrid es el mejor. Sin paliativos. Y sin crowdfunding.
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