Esbozos y Rasguños
Tormentas perfectas
«El fútbol español tiene un problema serio de imagen. Todo se ha vulgarizado hasta un punto insostenible. Es una Liga fea y sucia. Desagradable en las formas y en las maneras»
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Iniciar sesiónEl fútbol español tiene un problema serio de imagen. Todo se ha vulgarizado hasta un punto insostenible. Es una Liga fea y sucia. Desagradable en las formas y en las maneras. Tiene un sobredimensionado estamento arbitral en tela de juicio tras décadas de probada corrupción, ... clubes sacando comunicados sin parar (ayer se sumó el Alavés), extrañas inscripciones fuera de plazo, insultos racistas, directivos macarras, un expresidente de la federación en el banquillo, ultras parando los partidos y unos futbolistas sobreactuados e histriónicos. Todo esto macerado en un ambiente hostil de decadencia e impunidad, entre el esperpento y el absurdo, que se parece bastante a la vida, como decía ese poema de Luis Alberto de Cuenca. La sensación de descontrol es mayúscula. En El Sadar se desató la tormenta perfecta, colisionando varios de estos frentes abiertos. No se pudo disfrutar apenas del partido de fútbol entre dos equipos por un árbitro incendiario que hizo todo lo posible por que reinara la histeria colectiva.
Ya el pasado mes de septiembre el mismo árbitro amonestó a Mbappé, Vinicius y Bellingham en un mismo partido por protestar. Al inglés, en esta ocasión, directamente lo mandó a la caseta por usar en el fragor de una discusión una expresión malsonante de las que seguro que el resto de futbolistas, conocidos por su verbo florido y blanco, nunca utilizan. Queda claro que mucha mano izquierda, desde luego, no tiene. Sí afán de protagonismo, un importante ego e ínfulas de justiciero ante los jugadores importantes. Quiso demostrar que a él en inglés no se la colaban. Hizo todo lo posible por apagar y extinguir cualquier conato de magia y espectáculo hasta que le quedó un ladrillo de partido de difícil digestión sobre el que se erigió como protagonista absoluto.
Lo escribió Santigo Segurola con acierto hace poco: cuanto peor para el fútbol, mejor para ellos y la industria que les promociona. Con estos bueyes hay que arar, pero como aficionados creo que nos merecemos subir un poco el nivel. Unos y otros. No es algo movido por colores, ni siquiera por amor al deporte, sino ya por el puro y mercantilista sentido del espectáculo.
El inesperado pinchazo del Atlético de Madrid en casa (Sorloth evitó el naufragio total en un día de tormentas perfectas) hizo hasta bueno el punto sacado por los blancos en Pamplona. La Liga parece ahora mismo una carrera de sacos.
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