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Esbozos y rasguños

Kroos y la sacarina

Preferiría renunciar antes al sentido del olfato que a la presencia de Toni en mi centro del campo

Elogio de la imperfección (09/12/2023)

Cosas veredes (02/12/2023)

AFP
Javier Aznar

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Estos partidos de Champions League en los que no hay demasiado en juego (salvo unos jugosos 2,8 millones de euros que bien valen para alicatar los baños del nuevo Bernabéu) son un buen simulacro para comprobar lo que podría llegar a ser una vida ... sin Kroos. Spoiler: no me gusta demasiado. Preferiría renunciar antes al sentido del olfato que a la presencia de Toni Kroos en mi centro del campo. En Berlín no jugó la primera parte y el Madrid lo notó sobremanera. No lograba carburar, algo fallaba en la sala de máquinas, el motor se ahogaba por momentos (cierto que también faltaban los lesionados Camavinga y Tchouaméni). En cuanto salió al campo tras el descanso, con su tranquilidad habitual, jugada a jugada, volvió a recuperar el control del partido hasta darle la vuelta como a un calcetín. En su línea general: sin aspavientos, sin adornos, sin poner cara de velocidad, sin dar la impresión de sudar demasiado durante el proceso. Pero es la red de seguridad de este equipo. Kroos tiene alma de artificiero: desactiva cualquier situación comprometida con un leve, preciso toque. Si acaso, con dos. Pero tres, como dicen que ocurre con los dry martini, ya son demasiados.

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