Blanca inquietud

A Ancelotti, siempre un ejemplo de calma y serenidad, se le empieza a ver más inquieto de la cuenta desde que volviera a Madrid. Lo que resulta algo paradójico siendo el vigente campeón de Liga y de Europa con la incorporación de Mbappé. No tanto viene esa preocupación por los resultados como por la posible solución a esos problemas que muestra el equipo. Sabe que algo no va, pero no acierta a averiguar por el momento qué tecla es la que está fallando. Tiene un guisante bajo un montón de colchones (Vinicius, Mbappé, Rodrygo, Brahim, Endrick) que no le permite conciliar el sueño con tranquilidad. Hay tiempo para alcanzar ese ansiado equilibrio. Pero de momento el equipo es un coloso con pies de barro.

En el gol de la UD Las Palmas hubo tantos fallos, tantos errores en cadena, que el área del Real Madrid parecía el final de 'Asesinato en el Orient Express': al ser tantos los culpables, todos y ninguno eran los responsables en última instancia del desaguisado. Es algo alarmante el estado de forma de la otrora infranqueable defensa blanca. La defensa es como las muelas: nadie cree que sea algo tan importante hasta que falla. Al no ser la zaga lo más vistoso, como las muelas, se le hace de menos. Pero da igual lo rápido, ágil y fuerte que puedas ser arriba si atrás te muestras endeble y con fugas de agua. Tiene trabajo y tiene tiempo Ancelotti.